Aún está pendiente la firma de convenios para reglamentar el uso de guardia privada en la ciudad.

Cinco meses y 12 días después del ataque que sufrió cuando vigilaba la intersección de las calles José de Antepara y Argentina, Samuel Parrales Álava, de 25 años y guardia de la compañía Seguire S.A., aún piensa que la colaboración de las empresas privadas en la lucha contra la delincuencia en Guayaquil es necesaria.

El disparo que recibió la noche del 10 de diciembre, que le comprometió los intestinos y el colon, le dejó secuelas, sobre todo para alimentarse.

Publicidad

Dice que extraña la carne de chancho y las comidas típicas muy condimentadas, las cuales por ahora no puede ingerir debido a que “me extirparon centímetros de intestino delgado y grueso que conectaban al colon”, producto del impacto de una bala calibre 38 conocida como Dumdum, que perfora los órganos cuando ingresa al cuerpo.

Por estas lesiones, el celador tuvo que estar en cama dos meses. Seguire S.A., donde aún trabaja, pagó los gastos médicos y su sueldo mientras duró su recuperación.

Camina lento, pero reacciona de inmediato cuando escucha por la radio alguna alerta que se produzca en el nuevo lugar que vigila: el parque Lineal, en la avenida Carlos Julio Arosemena Tola.

Publicidad

Cuando recuerda la noche del ataque, medita y agradece que aún esté vivo.

“Eran las 22h30 cuando con mi compañero Gonzalo Montero Guamán (24 años) vigilábamos el paso a desnivel de esa zona. Vimos que desde un carro verde, con vidrios oscuros y sin placas, salieron varias armas de alto calibre y nos dispararon a quemarropa. A Gonzalo le dieron en los brazos, pero yo solo sentí los golpes de las balas en mi chaleco. En la clínica me di cuenta que estaba herido”, dice.

Publicidad

Parrales afirma que desde el 3 de diciembre del año pasado, fecha en que inició la labor de los guardias privados y que finalizó el 13 del mismo mes, los guardias de su empresa detuvieron a 28 delincuentes por ser sorprendidos en delito flagrante “por lo que limpiamos el sector. Una vez hasta capturamos a un falsificador de dinero y lo entregamos a la Policía Nacional”.

El cálculo del Municipio porteño sobre la reducción  de la delincuencia durante la intervención de los guardias en 40 puntos considerados críticos de la ciudad fue una realidad, sostiene Parrales, y agrega que “tal vez no hubo la coordinación debida (con la Policía), pero funcionamos bien”.

Las cuatro empresas privadas contratadas por la Cámara de Industrias de Guayaquil (LAAR, Seguire S.A., Mac Security y Sesei) para que colaboren con el plan Más Seguridad del Municipio en la vigilancia de la ciudad las dejaron cesantes por el entonces ministro  de Gobierno, Jaime Damerval, por considerar que su participación no está contemplada en la Constitución.

Damerval afirmó que el Municipio tiene la obligación de mantener a la Policía Nacional, asignada para la seguridad de la ciudad. “No solo el Estado es el responsable como se ha creído”, enfatizó.

Publicidad

El cabildo, las cámaras de la producción y la Junta Cívica de Guayaquil dieron, el 14 de diciembre pasado, un plazo de 30 días al régimen gubernamental para que anule la disposición del ex ministro de Gobierno de suspender a las cuatro empresas de seguridad privada que vigilaban los 40 puntos que posteriormente fueron custodiados por la Policía y las Fuerzas Armadas.

Finalmente el Gobierno no accedió y los desacuerdos con el alcalde Jaime Nebot se cristalizaron el 26 de enero, cuando organizó la denominada Marcha Blanca para exigir al coronel Lucio Gutiérrez que cumpla sus compromisos de seguridad con la ciudad, entre ellos el reequipamiento de la Policía en la provincia.

El 10 de mayo pasado se retomó el debate de que los guardias privados regresen a las calles en una reunión entre el alcalde Nebot; el ministro de Gobierno, Mauricio Gándara, y la cúpula policial, luego de la cual se decidió que en 15 días se firmará un acuerdo entre las tres instituciones para reglamentar la seguridad privada en la ciudad.

Mientras tanto, Parrales espera órdenes en el parque Lineal “porque sí quisiera vigilar mi ciudad, aunque esta vez seré más precavido”.

27.000 DÓLARES
es el monto que la Cámara de Industrias iba a cancelar al mes a las cuatro empresas de seguridad; pero como su labor duró 10 días, la entidad pagó $ 10.000 a cada una.

200 GUARDIAS
de seguridad que pertenecen a las empresas fueron asignados para custodiar 40 puntos críticos de la ciudad, que trabajaban en dos turnos.