Los sunitas de Iraq han responsabilizado al actual Gobierno, de mayoría chiita, de estar tras la ola de violencia, y han acusado incluso a agentes del Ministerio del Interior de secuestrar y torturar a sus correligionarios.

Los chiitas representan el 58% de la población iraquí, mientras que los sunitas, que dominaron el país durante los años de la dictadura de Saddam Hussein, solo el 15%.