Luis Posada Carriles pertenece al sector más radical del exilio cubano y ha confesado sus atentados en libros y periódicos. La Agencia Central de Inteligencia (CIA) lo empleó para entrenar a los cubanos de la fracasada invasión de Bahía de Cochinos.

Documentos desclasificados de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) muestran que fue el autor en 1976, junto con Orlando Bosch de un atentado con bomba contra un avión de Cubana de Aviación en pleno vuelo, que había salido de Venezuela, matando a 73 personas: entre ellas decenas de jóvenes deportistas cubanos.

Posada Carriles también admitió atentados con bombas contra hoteles turísticos internacionales en Cuba durante 1997, que dejaron varios heridos y un ciudadano italiano muerto, Fabio di Celmo, admitiendo que la muerte de este “no le había quitado el sueño” pues “estaba en el lugar equivocado en el momento equivocado”.

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En el 2001, fue detenido con otros cuatro disidentes en Panamá, durante la X Cumbre Iberoamericana, acusado de planear un atentado contra el líder cubano Fidel Castro, pero la presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, lo indultó en el 2004.