Unos 12.000 campesinos sin tierra acamparon ayer a diez kilómetros del Palacio presidencial de Brasilia, para preparar una gran protesta contra la política económica y agraria del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva.

El campamento, instalado en un estadio de fútbol supone la última escala de una marcha que partió de la ciudad de Goias y recorrió 230 kilómetros en 17 días.