La alta comisionada de las Naciones Unidas para los  Derechos Humanos, Louise Arbour, concluyó ayer una visita de tres días a  Colombia en la que reiteró al gobierno sus objeciones a la negociación de paz con los paramilitares.

Arbour viajó ayer a la  empobrecida población de Bojayá, en el departamento de Chocó (noroeste), donde  la guerrilla de las FARC mató en mayo del 2002 a 110 civiles, cuando combatía  con los paramilitares.

La comisionada de la ONU tenía previsto dialogar con representantes de las  comunidades y autoridades de esa zona del país, que denunciaron  una grave crisis humanitaria, debido a la intensificación del conflicto entre el Ejército, guerrilla de las FARC y paramilitares.

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Previamente, Arbour se reunió en Bogotá con miembros de organizaciones no  gubernamentales (ONG), quienes reiteraron que la población civil sigue sometida en medio del conflicto.

“Este es un panorama crítico y real. Esconderlo, maquillarlo o desconocerlo  es persistir en una política de avestruz que no soluciona la crisis”, dijeron las ONG.

El jueves, la funcionaria de la ONU se reunió con el presidente Álvaro  Uribe, a quien expresó su inquietud por la marcha del proceso de paz con los  paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), de quienes dijo, persisten  en sus violaciones al cese al fuego.

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Mientras una encuesta publicada ayer en Bogotá refirió que el nivel de popularidad del presidente Álvaro Uribe descendió al 71%, seis puntos menos que el registrado en diciembre pasado.