Entre todos los acontecimientos que se unieron y acabaron con la vida de Otilino Tenorio como estaba escrito en los designios de Dios falta uno que no ha sido mencionado por las autoridades y que nadie se interesa por saber: el conductor incógnito con el que él chocó.

Me uno al dolor que estará pasando aquel, sabiendo que la vida de Otilino, el destino puso en sus manos.

Que este ejemplo, nos sirva de lección a todos los que conducimos vehículos, a ceder el paso, y ojalá las autoridades se preocuparan por saber quién chocó, sin querer hacerlo.

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Óscar Roldán Macías
Guayaquil