La decisión de Benedicto XVI de acelerar el proceso evitará el periodo normal de espera de cinco años.

El papa Benedicto XVI dijo ayer que inició el proceso para convertir en santo a su predecesor Juan Pablo II, luego de hacer a un lado el acostumbrado periodo de cinco años posteriores a la muerte de un posible candidato.

El Papa hizo el anuncio en la basílica de San Juan de Letrán durante un encuentro con religiosos romanos.

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Inmediatamente después de la muerte de Juan Pablo II, el 2 de abril, los fieles empezaron a hacer llamados para que fuera convertido en santo. Autoridades vaticanas expresaron que se requeriría la confirmación de un milagro suyo para beatificarlo y otro más para canonizarlo.

El papa Benedicto XVI anunció ayer sorpresivamente que inició “por la vía rápida”, el proceso para convertir en santo a su predecesor, Juan Pablo II.

El pontífice indicó que había decidido acelerar la causa, pues las reglas de la Iglesia imponen un periodo de espera de cinco años tras la muerte de una persona para comenzar el procedimiento que lo podría convertir en santo.

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De no haber tomado esta decisión, la beatificación de Karol Wojtyla solo podría haber empezado en el 2010.

Juan Pablo II, cuyo pontificado duró casi 27 años, murió el 2 de abril y desde ese mismo día se escucharon llamados para que sea hecho santo.

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En su funeral en la Plaza de San Pedro, los peregrinos levantaron carteles con la leyenda “Santo súbito”, pidiendo su rápida canonización.

El anuncio de Benedicto XVI, leído en latín, fue recibido con una amplia ovación por los sacerdotes en la basílica de San Juan de Letrán.

“Y ahora tengo una noticia muy gozosa para ustedes”, dijo Benedicto XVI en italiano antes de dar el anuncio.

El inicio del proceso coincide con el aniversario del atentado que sufrió Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, cuando recibió un disparo de un pistolero turco, Alí Agca, en la plaza de San Pedro.

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Además, se dio durante la festividad de la Virgen de Fátima, que según el papa Wojtyla “desvió la bala” y le salvó. 

Mientras, en Fátima, Portugal, una intensa lluvia no desanimó ayer a miles de peregrinos, que acudieron el día en que se cumplen 88 años de las apariciones a los niños pastores, recordando que la Virgen perdió este año a dos de sus figuras más emblemáticas: la hermana Lucía, última de los videntes, y el papa Juan Pablo II, su devoto mayor.