El papa Benedicto XVI anunció este viernes la apertura del proceso de beatificación de su predecesor, Juan Pablo II, el  primer pontífice polaco de la historia, cuya muerte el pasado 2 de abril desencadenó manifestaciones impresionantes de fervor popular.
 
"La causa por la beatificación de Juan Pablo II está abierta", anunció el  pontífice alemán durante un encuentro con el clero celebrado en la basílica de  San Juan Letrán, en Roma.
 
El anuncio oficial fue hecho en latín y a través de la lectura de un texto  escrito por prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el  cardenal portugués Jose Saraiva Martins.

Con esa decisión, el Papa acelera el proceso de beatificación y evita el  plazo de espera de cinco años después de la muerte, prescrito por el derecho canónico para la apertura de la causa.
 
La decisión fue recibida con un sentido aplauso de los religiosos presentes en la basílica romana, donde se recordó además la valiosa "herencia" dejada por  el Juan Pablo II, cuyo largo pontificado de casi 27 años marcó a la iglesia  moderna.
 
Benedicto XVI resolvió respetar de todos modos los estrictos trámites de un  proceso de beatificación, que incluye primero la selección de las pruebas de  que gozaba fama de santo en vida, lo que no será difícil.  
 
"Santo subito" (Santo enseguida) gritó en coro la multitud durante las exequias de Juan Pablo II en la basílica de San Pedro, mientras se comenzaba a  hablar de los milagros realizados gracias a su intercepción.
 
Después de que una comisión especial haga lectura de todos los textos y  documentos elaborados por el Papa polaco y de que sea declarado "Siervo de  Dios" por haber conducido una vida virtuosa, hay que desmostrar ante un equipo  de médicos y teólogos que un milagro fue realizado gracias a su intercesión,  pero sólo después de muerto.
 
Para el proceso de beatificación de Juan Pablo II, que se inicia tan solo  42 días de su muerte, el llamado postulador de la causa, una suerte de abogado  defensor, deberá demostrar primero la existencia de un milagro.
 
Una vez beatificado es necesario probar un segundo milagro para que pueda  ser proclamado santo. 
 
Para el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la  Congregación para el Clero, "los milagros no faltan, ya que hasta en vida los  hizo", dijo.
 
El alto prelado colombiano, quien trabaja en la curia romana desde hace  varios años, esperaba que Juan Pablo II fuera beatificado el próximo 18 de mayo  con ocasión del 85 aniversario de su nacimiento.
 
Se trataba de un pedido indirecto a Benedicto XVI para que aplicara una  fórmula empleada en una veintena de casos en la historia de la Iglesia, que es  la canonización "equipolente" o inmediata, sin esperar para demostrar los  milagros. 
 
El papa Juan XXIII la empleó en 1959 para canonizar al religioso italiano  San Gregorio Barbarigo, Pío XI para San Alberto Magno, Pío XII para Santa  Margarita Reina de Hungría y Clemente X para San Bruno en el lejano 1672.
 
Todo parece indicar que Benedicto XVI optó por seguir el tradicional y  complejo camino para que Karol Wojtyla llegue a ser santo, aunque antes del  plazo establecido.
 
En 26 años de pontificado, Juan Pablo II batió todos los récords de la  historia al beatificar 1.338 personas y proclamar 482 santos, más de los que  han proclamado en cuatro siglos todos sus predecesores juntos.