La cita dejó promesas de avances en el comercio pero incertidumbre en el plano político.

Los países de América del Sur y de la Liga Árabe cerraron ayer una inédita cumbre con promesas de estrechar sus relaciones comerciales y culturales, pero que no avanzó en coincidencias sobre el concepto de democracia y dejó dudas sobre sus beneficios políticos.

La Declaración de Brasilia, aprobada al fin del encuentro de dos días en la capital brasileña, llamó a combatir el “terrorismo en todas sus formas” y propuso también una conferencia internacional coordinada por las Naciones Unidas para definir ese crimen.

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Los mandatarios expresaron además rechazo a “la ocupación extranjera” y reconocimiento al “derecho de los Estados y pueblos a resistir a la ocupación extranjera”.

A la reunión asistieron líderes de doce países sudamericanos y una veintena de naciones árabes.

Antes de la cumbre, Estados Unidos e Israel, según fuentes diplomáticas habían realizado gestiones para que el encuentro se restringiera a su declarado propósito de abordar temas comerciales, económicos y culturales.

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Pero la declaración reafirmó el compromiso a fortalecer su cooperación y manifestó su respaldo a la causa palestina destacando  “la necesidad de alcanzar una paz justa, duradera y completa en el Medio Oriente”.

Resaltó la necesidad de que el futuro estado palestino “coexista pacíficamente al lado del estado de Israel, y la retirada de Israel de los territorios árabes ocupados”, así como la completa soberanía e independencia de Iraq.

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En el ámbito económico se realizaron encuentros entre cientos de empresarios de ambas regiones, que exploraron oportunidades de comercio e inversiones.

También la unión aduanera Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) firmó un acuerdo para buscar un pacto comercial con el Consejo de Cooperación del Golfo, que forman Arabia Saudita, Bahrein, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Omán y Qatar.

A último momento, el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, presentó y obtuvo el respaldo en la sesión final a un proyecto de declaración de Uruguay, en apoyo a su candidato a director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Lula y los presidentes de Argentina, Néstor Kirchner y de Venezuela, Hugo Chávez, resolvieron poner en marcha Petrosur, mediante la “unión transitoria” de las empresas  Enarsa (Argentina), Petrobras, (Brasil) y  Pdvsa (Venezuela) que empiece haciendo inversiones en las tres naciones.

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Sin embargo, el propósito de los tres mandatarios de impulsar la integración sudamericana, se vio empañado con la partida anticipada del presidente argentino Néstor Kirchner, el martes por la tarde, lo que irritó al gobierno brasileño, según la prensa local que aseguró que “a partir de ahora, el gobierno (de Brasil) va a endurecerse” con Argentina como querían algunos sectores empresariales.