Aficionados de varios equipos de fútbol del país, especialmente del Emelec, su club de origen; de la selección nacional, ex jugadores, dirigentes, amigos y admiradores del goleador, despidieron de manera multitudinaria al artillero enmascarado trágicamente fallecido el sábado pasado en un accidente automovilístico.

Cerca de quince mil personas asistieron al sepelio de Otilino.

El dolor se manifestó de mil formas. En cada una de las lágrimas derramadas. En cada grito. En cada lamento. En los pañuelos blancos que David Jácome y Carmen Troncoso agitaron apesadumbrados al paso del cortejo fúnebre. En la impotencia de Kléber Durán, quien, en el cumplimiento de su trabajo, tuvo que sellar para siempre la bóveda en la que descansará el cuerpo de uno de sus ídolos...

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Pero también en el amor. Estuvo en las letras agradecidas de los carteles que portaban cientos de hinchas. En los roncos cánticos y gritos de la barra Boca del Pozo. En las doce horas de viaje por tierra de Elena Fernández, quien llegó desde Tulcán para darle el último adiós a su ídolo. En la inocencia de niños como Esteban León que, detrás de la reja de la ventana de su casa, mostraba un pequeño muñeco de Spiderman mientras gritaba “¡Otilino! ¡Otilino! ¡Otilino!”...

Otilino Tenorio tuvo el adiós que merecía. Cerca de quince mil personas fueron partícipes de su sepelio, tres días después de que falleciera en un accidente automovilístico ocurrido en el kilómetro 52 de la vía Santo Domingo de los Colorados-Quevedo, cerca del recinto Los Ángeles.

Fue un verdadero acto de amor. Poco importó el sol canicular que llegó a elevar la temperatura a 37 grados centígrados. Tampoco las lomas y pasos a desnivel que debieron subir en su recorrido. Los acompañantes llegaron hasta a pelearse entre sí por cargar el féretro con los restos de Otilino, mientras otros hacían ‘cadenas’ para que avanzara con mayor seguridad.

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Algunas mujeres como Rubí y Érika Bone, Roxana Yagual, lograron llevarlo algunos metros sobre sus hombros, también futbolistas como Carlos Hidalgo, Nicolás Asencio y Carlos Armando Grueso.

Después de un poco más de cuatro horas, la procesión azul llegó a su destino: la bóveda número 21301 del bloque 11-D del cementerio general. Allí ya estaban los familiares del ex goleador de Emelec, Santa Rita, El Nacional y la Selección, así como una lápida que simplemente decía: “Otilino George Tenorio Bastidas. Emelecista por siempre”.

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Su ataúd ingresando a la bóveda, abrazado por Carlos Armando Grueso y Augusto Poroso, llorado por sus familiares, y aclamado por la Boca del Pozo, era la última imagen de Otilino, quien fue ídolo pese a sus escasos 25 años. La muerte lo sorprendió cuando más vivo estaba. Ahora ya es un entrañable recuerdo.

Juego en homenaje a ‘Otigol’
El próximo 27 de mayo se jugará el partido amistoso entre Emelec y la selección ecuatoriana de fútbol, en homenaje póstumo a Otilino Tenorio.

El encuentro se realizará en el estadio George Capwell, desde las 19h30, y la recaudación será destinada íntegramente a los familiares del jugador fallecido, informó Luis Chiriboga Acosta, titular de la Federación Ecuatoriana de Fútbol.

Al actual equipo de Emelec se unirán, para este juego, varios jugadores que integraron el plantel bicampeón del 2001-2002.

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PARA RECORDAR

AMIGO POR SIEMPRE
Uno de los jugadores más afectados fue Carlos Hidalgo. El integrante de Deportivo Quito lucía una camiseta con el nombre de Otilino Tenorio, el número 14, y una leyenda que decía “amigo por siempre”.

EX JUGADORES PRESENTES
Varios ex jugadores de Barcelona y Emelec se hicieron presentes en el cementerio general, como Enrique Raymondi, Hólger Quiñónez, Enrique Verduga, Galo Vásquez, Carlos Luis Morales, Carlos Torres Garcés, entre otros.

COMPAÑEROS DE PROFESIÓN
También estuvieron jugadores activos de los clubes del astillero como Edwin Tenorio, Walter Ayoví, José Aguirre, Luis Zambrano, Jaime Caicedo, David Vilela, Augusto Poroso, Carlos Armando Grueso, Richard Borja, entre otros.

NO HUBO DESPEDIDA
Pese a que se habían adelantado para ubicarse bien, los familiares no pudieron observar por última vez a Otilino Tenorio, ya que el ataúd fue ingresado directamente a la bóveda, sin que nadie pudiera despedirse del ex jugador.

FALLÓ LA POLICÍA
Pese al impresionante operativo desplegado, la policía no pudo controlar el orden al momento del ingreso del ataúd de Otilino Tenorio en el nicho, ya que los aficionados no dieron espacio a los familiares del ex jugador, relegándolos a una escalera.

COLEGIALES CON PERMISO
Los alumnos de varios colegios secundarios, como los de primero y segundo año de la Academia Militar Paco Moncayo, recibieron el permiso de sus respectivos rectores para acudir al sepelio de Otilino.

OTROS SE ESCAPARON
En cambio otros, como siete estudiantes del Colegio Fiscal Francisco Campos Coello, no recibieron autorización para asistir; sin embargo, se escaparon de clases para acudir al cortejo fúnebre.

TAMBIÉN DE BARCELONA
También asistieron varios aficionados que vestían la camiseta de Barcelona a despedir a Otilino. Ellos fueron respetados por la Boca del Pozo.