Un ciudadano norteamericano, Claude Cassirer, de 84 años, ha presentado este martes una demanda en Los Ángeles, contra el Estado español, al que exige que le devuelva una obra de arte que, según dice, terminó en manos de los nazis en 1939.
 
La presentación de la demanda se ha producido después de años de infructuosas gestiones ante el Ministerio de Cultura español y el Museo Thyssen- Bornemisza que, en una nota difundida el 10 de febrero del 2003, consideró la petición "sin fundamento".
 
El cuadro en cuestión es "Rue de Saint Honoré aprés-midi. Effet de Pluie" ("Calle de Saint Honoré por la tarde. Efecto de lluvia"), pintado por el artista Camille Pissarro en 1897 y que era propiedad, según dice la demanda, de la abuela de Cassirer, Lilly Cassirer Neubauer, una mujer judía que logró huir de la Alemania nazi.
 
Según relata el escrito judicial, en su intento por obtener el visado para salir del país, "Lilly Cassirer Neubauer fue forzada a entregar el Pisarro a un perito oficial designado por los nazis".
 
A cambio, "el perito nazi pagó una cantidad simbólica que ingresó en una cuenta bancaria congelada de la que Lilly no podía retirar fondos".
 
Tras la guerra, Lilly Cassirer, abuela del demandante, reclamó judicialmente la obra y en 1958 el Gobierno federal alemán la reconoció como su propietaria legal, y le entregó 120.000 marcos como compensación, según dijo su abogado, Victor Kovner.
 
La familia perdió la pista del cuadro hasta que su nieto y único heredero, Claude Cassirer, descubrió en el año 2000 que estaba expuesto en el Museo Thyssen-Bornemisza, que acoge una de las colecciones privadas de pintura más importantes del mundo, propiedad del barón Hans Heinrich Thyssen Bornemisza.
 
El núcleo de esta colección, formado por 775 obras, fue adquirida por el Estado español en 1993 por un importe de 42.227 millones de pesetas (unos 250 millones de euros al cambio actual).
 
El cuadro de Pisarro, que fue valorado hace unos años en unos seis millones de dólares, había sido comprado por el barón Thyssen en la galería neoyorquina Joseph Hahn, en 1976.
 
"El cuadro perteneció a mi familia durante cuarenta años antes de que los nazis lo robaran. Se lo llevaron porque estaban decididos no solo a exterminar a los judíos físicamente, sino también a exterminar la cultura judía", declaró Claude Cassirer, en un comunicado distribuido este martes.
 
"España tiene una oportunidad en este caso de liberarse de un legado histórico inquietante de colaboración con los nazis, pero ha elegido ignorar ese legado, al menos hasta ahora", añade.
 
Para demostrar la propiedad del cuadro, el demandante aporta en el escrito judicial una fotografía del salón de la casa de su abuela, donde aparece el cuadro.
 
Menciona, además, un caso anterior que habría sentado jurisprudencia: una sentencia dictada en 2004 por el Tribunal Supremo de EE.UU., en la que el tribunal consideró que una mujer, Maria Altmann, podía demandar al Gobierno de Austria para recuperar seis cuadros de Gustav Klimt, que se exhiben en un museo austríaco.
 
Fuentes cercanas a Claude Cassirer informaron que, por el momento, no hay intención de presentar una iniciativa similar en España, pues confían en que prospere en Estados Unidos donde, por decisión del Congreso, no existe periodo de prescripción para los delitos relacionados con el genocidio judío.