El primer abrazo que Mónica Muñoz le dio a su pequeña hija Danna, de ocho meses, estremeció ayer a los presentes en el hotel Oro Verde.

Con lágrimas de emoción, los esposos Telmo Ramón y Mónica aguardaron pacientemente hasta que Chris Vouyer, tutora de Danna en los Estados Unidos, le hiciera la entrega de la infante, quien permaneció cinco meses en ese país para ser sometida a varias operaciones, debido a una enfermedad congénita del corazón que sufría la niña.

La fundación El Cielo para los Niños organizó, a las 11h30, el encuentro en el referido hotel como homenaje por el Día de las Madres.

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Zorayda Figueroa, directora de la Fundación, manifestó su gratitud por todas las empresas que apoyaron a la fundación. “Hay médicos que les dicen a los padres que sus hijos no tienen posibilidades de vida, nosotros hemos demostrado lo contrario”, dijo.

La niña fue llevada a los Estados Unidos a los tres meses de edad cuando los médicos en Ecuador le daban un 10% de posibilidades de vida.

La niña, nacida en Cuenca, sufría de un trastorno cardiaco congénito, por lo que fue trasladada de emergencia con apoyo de la fundación.

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La menor recibió las intervenciones quirúrgicas con una nueva técnica que consiste en mantener el corazón fuera de la cavidad torácica.

El costo de esta operación fue de 1’400.000 dólares, los que en su mayoría los pagó el actor de cine Mel Gibson.

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“Agradezco al señor Gibson por haber apadrinado a mi hijita, ella es un angelito y no se podía morir, gracias a él y a la Fundación ella está nuevamente con nosotros”, expresó, con lágrimas en su rostro, el padre de Danna.

La niña fue traída a Guayaquil a las 21h45 del sábado pasado en vuelo de American Airlines por la tutora, Chris Vouyer.

Los padres tenían previsto viajar anoche en un vuelo hacia la ciudad de Cuenca en compañía de su tutora.

Figueroa explicó que Vouyer debe ir a la casa de los padres porque tiene que enseñarles cómo darle las medicinas, la comida y seguir el tratamiento.

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La directora de la fundación anunció que para octubre está previsto el arribo de Francisco Mejía, de 10 años, quien viajó, por intermedio de la Fundación, a los Estados Unidos para someterse, en cambio, a una reconstrucción traumatológica de sus extremidades.