Decenas de mujeres de entre 40 y 80 años se reúnen varios o un día a la semana para realizar deportes  que les permita mantener una buena calidad de vida y, además, olvidar sus problemas familiares, de salud y económicos.

María Luisa Vásquez, de 72 años de edad, es inquieta. O al menos así se comporta mientras está con sus amigas del Club de Hipertensos que se reúne todos los jueves en el Bloque de Capacitación del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), situado junto a la ciudadela La Sopeña, en el sur de la ciudad.

El pasado 5 de mayo, mientras celebraba por adelantado el Día de las Madres con el resto de mujeres hipertensas, en su lugar de encuentro, soltó una gran sonrisa al ver con la banda a su compañera Pastorita Cevallos, quien fue distinguida  este año como Madre Símbolo del grupo.

Inmediatamente recordó que ella fue antes premiada con tal designación en el mismo club. Luego, recorrió el sitio del festejo para buscar la gráfica donde constaba con su propia banda y junto con otras compañeras.

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Su picardía saltó al  robar una de las rosas que un miembro del Club de Hipertensos repartía entre las madres homenajeadas. “Es que quiere que le dé un beso, pero yo no se lo voy a dar”, expresa Vásquez.

Entonces se sienta, sin embargo, rápidamente ve a una amiga a quien desea conversarle algo y corre para interceptarla y mantener un diálogo, el cual acaba cuando se da cuenta de que su puesto pretende ser ocupado por alguien que llegó tarde a la celebración.

Vásquez sigue durante toda la fiesta movilizándose sin parar como lo hace los jueves en las jornadas de ejercicios y baile que les brinda el Club de Hipertensos.
“Siempre espero que llegue el día en que me pueda ver con mi grupo. Es como cuando una está en la escuela, solo esperas que llegue el lunes para encontrarte con tus amigas. Yo me doy cuenta cuando alguna de ellas falta”, sostiene.

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Varias de sus compañeras afirman que el mayor inconveniente que tenía Vásquez era la falta de interés para tomar sus medicinas. Ella reconoce su quemeimportismo e indica que la realización de los ejercicios y el baile la motivaron a cuidar su salud.

Igual ocurrió con Grace Echanique, de 63 años, quien pertenece al mismo club y la pérdida de su marido hace cinco años la derribó, pero las amigas que hizo en el bloque del IESS le subieron los ánimos y la persuadieron a mantenerse en pie y con alegría. Eso lo aprendió poco a poco dentro del grupo, pero cuando creyó que tendría una vida placentera un nuevo golpe familiar la desconsoló. Hace tres años falleció su primer nieto, quien tenía días de nacido. Y nuevamente las mujeres del club la ayudaron a recobrar el entusiasmo.

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Ahora una de sus rodillas está fracturada, porque sufre de artrosis, no obstante, la vitalidad la conserva y continúa asistiendo a sus clases de baile y ejercicios.

Asimismo, Anita Zambrano, de 62 años, encontró consuelo en la agrupación que los lunes, miércoles y viernes hace ejercicios en el parque de Puerto Lisa, en el sur de la ciudad. Ella debió afrontar la soledad, porque su única hija la dejó a los quince años para trasladarse a vivir en Estados Unidos. Actualmente, obtuvo la residencia y tiene 37 años de edad.

“Venir esos tres días a la semana representan la transportación a la diversión, es como recobrar la juventud que uno va perdiendo con los años, pero que los recobra en los instantes en que juego con mis amigas”, dice Zambrano.

Señala que lo que le fascina del grupo que tiene en el parque de Puerto Lisa, desde hace cuatro años –tiempo que acude a él– es la organización de las fiestas, porque así como se preocupa  por vestirse deportivamente para ejercitarse, también lo hace para lucir atractiva durante las celebraciones.

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“Festejamos Día de la Madre, del Padre y fin de año. En cada ocasión, todas parecemos ‘pollitas’, porque nos comentamos qué vamos a ponernos de zapatos, carteras y ropa en la fiesta”, explica Zambrano.

A ese comentario se suma Livia Reyes, de 66 años y quien es una de las fundadoras del grupo que asiste a Puerto Lisa. Ella afirma que lo que  le encanta de los encuentros grupales es bailar toda clase de ritmos.

“Usted me pone pasillos, reggaeton, salsa, valses, pasacalles, cualquier cosa y yo se la bailo. Es que la música es alegría y si uno quiere disipar cualquier problema que tiene la mejor solución es prender la radio y moverse”, añade Reyes, quien en la jornada del viernes llegó tercera en una competencia atlética y, además, lideró los trotes del grupo de Puerto Lisa que festejará el Día de las Madres el 13 de mayo.