La defensa de Michael Jackson eligió una estrategia arriesgada al llamar esta semana ante el tribunal de Santa María (California) a dos jóvenes que reconocieron haber dormido con el cantante estadounidense acusado de abuso sexual de un menor cuando eran niños.
Los primeros testigos de la defensa, Wade Robson y Brett Barnes, dos australianos de 22 y 23 años respectivamente, dijeron al jurado que ellos compartieron la cama con el ‘rey del pop’ a comienzos de la década de los 90. Ambos aseguraron no haber sufrido jamás abuso sexual alguno por parte de Jackson.
Pero la acusación se mostró suficientemente sagaz como para sacar provecho de estos testimonios. El equipo del fiscal Tom Sneddon, el hombre que desde hace más de 10 años sueña con llevar a Jackson tras las rejas por pedofilia, stigmatizó a los padres que permiten a sus jóvenes hijos dormir con un adulto.
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En tanto que la defensa continuó por un camino que podría resultar catastrófico al llamar al estrado el viernes a las madres y hermanas de sus dos primeros testigos.
Jackson “siente amor por los niños”, dijo Joy Robson, la madre de Wade, quien añadió que dejó que su hijo durmiera con el cantante porque “había una relación de confianza con Michael Jackson”. Poco después, su hija Chantal, hermana de Wade, reconoció que ella también había dormido con Jackson.
“¿Por qué no?”, respondió de su lado Marie-Lisbett Barnes, la madre del otro testigo, Brett, cuando el fiscal le preguntó los motivos por los que permitió que su hijo durmiera con Jackson.
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“Produce un efecto curioso darse cuenta de que Michael Jackson ejercía su carisma no solo sobre los niños, sino también sobre sus madres”, señaló Smith.
Los miembros del jurado escucharon también que Jackson pagó mucho dinero a las familias Robson y Barnes durante una decena de años.