Vendedores del lugar coinciden en  asegurar que este centro de negocios tiene poca promoción.

La triste melodía de un pasillo se escucha en las inmediaciones del lugar. A pocos metros de donde se origina el sonido, ocho personas conversan sobre la mala situación económica que, según dicen, atraviesan desde hace más de un año.

No expresan solo eso. Todos están de acuerdo en que, a esa hora, deberían estar atendiendo a los clientes y ofertando intensamente sus productos. Pero no lo hacen.

Publicidad

Son alrededor de las 11h30 del primer martes de mayo y comerciantes del Mercado de Artículos Varios de Guayaquil denotan tristeza y decepción. Las sonrisas solo se pintan en sus rostros cuando ironizan sobre sus ganancias en la venta diaria de objetos. 

Al menos es lo que se puede observar en Xavier Herrera.  “Esto está mal, aquí no se vende nada. Nada. No hay clientes, está muerto”, dice con la seriedad que demuestran su rostro y su voz.

Herrera tiene 44 años y una dificultad: le amputaron su pierna izquierda el año pasado, algo que no lo doblega y lo hace hablar con más ahínco sobre la situación.

Publicidad

“La gente está enferma. Los que estamos trabajando aquí estamos endeudados, invertimos miles de dólares y ahora los chulqueros nos persiguen”,  comenta mientras los otros siete comerciantes, tres de ellos mujeres, mueven su cabeza de arriba hacia abajo, como una manera de dar crédito a sus palabras. Los ocho venden repuestos de artefactos eléctricos de todo tipo.

Para ellos todo era diferente cuando trabajaban en las calles como informales.
“Ganábamos hasta 200 dólares en un fin de semana, nos movíamos por aquí y por allá y se vendía, pero ahora no llegamos ni a 30”, replica uno de los miembros del grupo, que prefiere omitir su nombre.

Publicidad

Sin embargo, esperan cambios. Eso si su propuesta llega a cumplirse: que el alcalde Jaime Nebot los visite y converse con ellos sobre las necesidades del mercado y sus vendedores. “No queremos intermediarios”, dice Luis Almacho.

A esa idea se suman tres de sus compañeros, quienes coinciden en su queja: no es de su agrado la atención de los funcionarios a cargo de la administración del lugar.

Las manecillas del reloj están muy cerca de las 13h00 y los comerciantes continúan con su relato y con su pedido de ver cara a cara a Nebot. Jorge Haro es otro de ellos. Él, al igual que la mayoría de vendedores del mercado, cree que una de las mejores opciones para mejorar  es publicitar el lugar.

Fernando Piña, en cambio, mata el tiempo leyendo el periódico, en espera de clientes. “¡Diga amiguita, pregunte, diga nomás, hay camisetitas, blusitas, falditas, diga nomás señora!”, insiste a una persona que se le escapa.

Publicidad

Hasta el año pasado, durante los fines de semana, los vendedores podían sacar sus productos de los locales a un área libre del mercado. Una especie de feria que, según ellos, les permitía ganar más que en el resto de la semana. Pero eso ya no se cumple –dicen– por disposiciones municipales.

La hora  del almuerzo termina y el ambiente de algunos callejones del centro de abastos parece conjugar con los sentimientos de los vendedores. En ambos, la soledad tiene protagonismo.

COMERCIALES

LOCALES
Según estadísticas de la Dirección de Mercados del Municipio, de los más de 1.400 locales que conforman el mercado, aproximadamente el 50% está libre. El cabildo creó este centro en el 2003 con el propósito de ofrecer un espacio fijo a los comerciantes informales que trabajan en la ciudad.

PRODUCTOS
En el centro de abastos se expende comida, ropa, libros, repuestos de artículos eléctricos, juguetes, entre otros productos. Está abierto de 07h00 a 20h00. El control de la seguridad está a cargo de guardias privados.