El presidente Vicente Fox y el alcalde izquierdista de la capital mexicana, Andrés Manuel López Obrador, su rival político y favorito para sucederlo en el 2006, hicieron ayer las paces en una reunión que puso fin a meses de turbulencia política en el país.

Fox y López Obrador, quienes se lanzaron duras acusaciones en el pasado, habían dado por cerrado un polémico caso contra el alcalde, que podría haberlo dejado fuera de la carrera presidencial.

El encuentro se realizó en la residencia oficial de la presidencia y duró unos 20 minutos, tras los cuales López Obrador se retiró sonriente en su automóvil Nissan Tsuru, uno de los más baratos que se venden en México y que es símbolo de su imagen de hombre austero que le ha dado popularidad.

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El alcalde dijo poco después que le planteó a Fox la necesidad de que las elecciones presidenciales del 2006 fueran “limpias, libres y en paz” y señaló que el mandatario le respondió que eso dependía de los candidatos, de los partidos políticos y de los organismos electorales.

“Ya se creó un ambiente de distensión. No hubo debate, no hubo confrontación. No hubo reproches”, dijo López Obrador a los periodistas.

Los mexicanos votarán en julio del 2006 para renovar al presidente, el Congreso bicameral y la alcaldía de la Ciudad de México.