La Audiencia Nacional de España condenó ayer a dos miembros de la organización vasca ETA a 2.775 años de cárcel cada uno por conspirar para colocar bombas en trenes en Madrid,  el 24 de diciembre del 2003.

Aunque la bomba no explotó, Gorka Loran, de 36 años, y Garikoitz Arruarte, de 25, cumplirán 15 años de prisión por cada uno de los 184 delitos de homicidio terrorista en grado de tentativa y 15 más por otros delitos.