Conozca los aspectos positivos y negativos del implante mamario. Guía para no tomar decisiones equivocadas.

En el verano de 1963, en la ciudad de Texas, Estados Unidos, el cirujano Dow Corning colocó las primeras prótesis de siliconas para aumento mamario. A partir de entonces, las operaciones de aumento de busto se han convertido, cada vez más, en moneda corriente. Hay diversos motivos que llevan a las mujeres a realizarse una cirugía: porque no están conformes con su figura o con las dimensiones de su busto, para equilibrar las diferencias de tamaño entre sus pechos, o porque quieren recobrar el volumen y la tonicidad perdidas a causa del embarazo, el adelgazamiento o el paso del tiempo.

La operación consiste en la colocación de implantes diseñados especialmente para esa zona del cuerpo, que se fabrican en distintas medidas y tamaños. Los implantes se componen de una cubierta de silicona flexible rellena con diversas sustancias, como el gel de siliconas (que presentan una mejor consistencia) o el agua salina (cuya ventaja radica en que es una sustancia fácilmente absorbible en caso de que se reviente el implante). Las prótesis tienen distintos formatos: existen algunas redondas con perfil alto, otras redondas con perfil bajo y también con forma de gota. La elección de una u otra suele realizarse a partir del diálogo entre la paciente y el cirujano.

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La cirugía puede hacerse en un sanatorio o en un centro quirúrgico ambulatorio.

La incisión es pequeña y se puede realizar bajo la mama, en la areola o en la axila. El tiempo de la operación suele oscilar entre una hora y media y tres horas, y el tipo de anestesia queda a criterio del médico.

La intervención es sencilla y la paciente suele regresar a su casa en el transcurso del mismo día o al siguiente. A la semana se retiran las suturas y la mujer podrá realizar sus actividades habituales. Aunque para retomar el ejercicio físico y el pleno movimiento de sus brazos deberá esperar varias semanas.

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La mayoría de las molestias se alivian con medicación, aunque puede haber dolor en las mamas y ardor en los pezones durante un tiempo.

La hinchazón disminuye gradualmente y desaparece al cabo de tres a seis semanas. La visibilidad de las cicatrices dependerá de cómo reaccione la piel de la paciente, y disminuirá con el tiempo.

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Entre los principales temores que manifiestan las mujeres a la hora de realizarse esta operación figuran el miedo a que los implantes se revienten o pierdan la forma. Por ello, científicos estadounidenses están trabajando en una nueva modalidad: implantes de tejidos adiposos realizados a partir de células madre, cuyo riesgo es menor. Además, los avances de la ciencia llevan a que las intervenciones sean cada vez más seguras.