Los efectos benéficos de dejar de fumar pueden potenciarse si la persona consigue además controlar el peso, según un estudio publicado en la revista médica "The Lancet".
 
Quienes consiguen dejar de fumar suelen engordar en un primer momento, lo que no es nada bueno para la actividad pulmonar, según ese estudio.
 
El hecho de ganar peso puede disminuir en un 38 por ciento en los varones y en un 17 en las mujeres los beneficios derivados del abandono del tabaco.
 
Los autores del estudio, dirigido por Susan Chinn, del Kings College, de Londres, enviaron cuestionarios a 6.600 personas de veintisiete países.
 
A todos ellos, participantes voluntarios de edades comprendidas entre los 20 y los 44 años al comienzo del estudio, se les midió la función pulmonar entre 1991 y 1993, primero, y luego, entre 1998 y 2002.
 
En los fumadores se observó el máximo declive de la función pulmonar, seguidos de quienes habían dejado el tabaco mientras que el deterioro era mínimo en los que nunca habían fumado.
 
La responsable principal del estudio explicó que "dejar de fumar es beneficioso para la salud pulmonar, pero la obesidad contribuye a reducir sus efectos positivos sobre todo en los varones, por lo que debería hacerse todo lo posible para adelgazar".
 
Según el experto estadounidense Graham Colditz, de la Harvard Medical School, de Boston, "los resultados de ese estudio indican que el deterioro de la función pulmonar es una consecuencia negativa más del abuso del tabaco".