El artista subirá hoy, a las 19h00, al escenario del auditorio de la Espol, campus Las Peñas, para compartir sus composiciones con el público. El recital se denomina La vida es ahora mismo. En él participará, además, Salvador David.

Salvador Moro se acerca a su mayoría de edad, pero en lo que a actividad artística se refiere. Él es un cantautor ecuatoriano de trova. Dice que como intérprete debutó en la Casa de la Cultura del Guayas en 1987. Cantó ante 1.000 personas y desde entonces no ha dejado de dar presentaciones.

El haber vivido durante 17 años en Argentina, de donde eran originarios sus abuelos, y luego en Chile, le ha dejado a Moro un acento “que es una mezcla de ambos países. Tampoco hablo como ecuatoriano, a pesar de que nací aquí. Por eso prefiero decir que soy un trovador del mundo”.

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Comenta que no aprendió canto, menos tuvo las directrices para escribir las poesías que luego transformó en composiciones musicales. Tampoco contó con alguien que le enseñara a tocar la guitarra. Todo esto lo aprendió por “generación espontánea”. A sus abuelos maternos, revela, les encantaban las actividades artísticas. “Mi madre me transmitió de manera graciosa las narraciones sobre el campo, que le hacía su padre, y yo quise imitarlo en el escenario”.

Moro sostiene que antes de cantar escribía “o concebía poéticamente”. Cuando empezó a interpretar trova, en el Ecuador muy pocos sabían de este género. Lo que sonaba entonces, refiere, era la música folclórica de Wankara. “Acá llegaba uno que otro cassette pirata de Silvio Rodríguez. En Chile sucedió igual, pues las canciones del cubano se popularizaron de mano en mano. Cuando Augusto Pinochet dejó el poder, Rodríguez se presentó en un estadio de Santiago ante unas 70.000 personas, que sabían de él por ese pase de voz, en una especie de revolución musical silenciosa”.

El país, refiriéndose a Ecuador, necesitaba una nueva propuesta. No del pop y la balada swing, que era una música comercial, sino de aquella que rescata los mejores valores del alma y se manifiesta como un canto a la libertad, a la esperanza y al amor.

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Según Moro, sus inicios en la trova fueron como seguidor de Joan Manuel Serrat y Jorge Cafrune. Luego lo inspiró Facundo Cabral, quien es ahora su amigo y ha compartido el escenario. “Con él descubrí una nueva tendencia en la trova, que es la denuncia social. Supe que se podía defender a la sociedad a través del género artístico”.

Para Moro, la trova les permite a los cantautores recuperar la guitarra y las coplas, de la cual tenemos muchas raíces. “Los patriarcas de los pueblos antiguos se comunicaban a través de la trova”, anota. Agrega que su misión es despertar al público para que se redescubra. No se considera un artista, pues así solo se debe calificar a grandes como Miguel Ángel y  Beethoven. “Yo solo soy un testigo del arte”.

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Entre las composiciones de su autoría, Moro menciona Nuevos tiempos de amistad, que escribió en 1988 al hombre nuevo; Roxana de Bergerac, por su admiración al Cirano de Bergerac; Gloria, que es un paralelismo entre la gloria barata y la real; Los policías, que es una copla; y El nuevo arca, que es su forma de hacer denuncia social.

Su más reciente creación es Yo sé que tú. “Nunca grabé un disco, por ello aspiro a producir uno en el que pueda incluir mis canciones y coplas, como La vuelta a la muerte.

ESCENARIO

Concierto
La vida es ahora mismo es el concierto que Salvador Moro ofrece hoy, a las 19h00, en el auditorio de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), campus Las Peñas. Entradas: $ 3.

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Métodos
Además de la música, Moro ha incursionado en la dirección músico-teatral. “Soy autodidacto. Los libros son para mí un oráculo; la fuente de la sabiduría que me lleva a experimentar”, dice.

Familia
El artista tiene tres hijos, dos de los cuales han participado en el teatro. Salvador David, de 15, que también canta trova, y Laury, de 13, actuaron en Jesucristo Superstar y el Principito, respectivamente. Su tercer vástago se llama Paúl (11).