Con su programa atenderá la salud y la educación y mejorará la competitividad del país con inversión en Ciencia y Tecnología.

Su propuesta, aunque relativamente nueva en nuestro medio, corresponde a una orientación que ha obtenido el respaldo de respetables círculos académicos a nivel internacional.

Conviene recordar, sin embargo, que no hay receta económica que funcione por sí misma. En economía no existe un modelo que garantice la salvación de un país.
Son las personas que lo conciben y ejecutan quienes tienen la facultad de hacer que al implementarlo se obtengan resultados positivos o negativos.

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No basta, entonces, con tener un plan novedoso. Se requiere además capacidad de convocatoria, sumar fuerzas e ideas de otros actores, a fin de obtener los objetivos propuestos y no despertar rechazos innecesarios de quienes no compartan una tesis.

Muy bien que exista firmeza en las propuestas. Que del mismo modo se haga gala de prudencia y de tacto. No es el momento de que nadie se erija en dueño de la verdad, mucho menos si se aspira a que el Ecuador acepte un cambio sustancial.

Lo que hace falta son consensos para emprender una gestión que reclama ser eficiente y beneficiosa para el país.