Las muestras de mayor independencia política de América Latina hacia Washington llevaron al presidente de EE.UU.,  George W. Bush, a suavizar su discurso hacia Venezuela y admitir que un candidato que antes no  tenía su respaldo encabece la Organización de Estados Americanos (OEA), estimaron analistas.

La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, se topó en su reciente gira por la región con el rechazo de varios  países a aislar al gobierno venezolano de Hugo Chávez, y antes de que su candidato a dirigir la OEA, el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez, perdiera  las elecciones, optó por buscar unidad en torno al postulante chileno, José Miguel Insulza, dijeron expertos.

Al apoyar finalmente a  Insulza, Rice evitó “que la votación en la OEA terminara de dividir a la región, que era lo que Chávez buscaba”, estimó Peter  Hakim, presidente del Diálogo Interamericano.

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“EE.UU. no entendió el juego en la OEA y jugó mal sus cartas. ¿Por qué? Sobre todo porque fracasa en apreciar los profundos cambios al sur del Río Bravo”, consideró Kenneth Maxwell de la Universidad de Harvard.

Rice no mencionó directamente a Venezuela el martes en el Consejo de las Américas en el Departamento de Estado. El secretario de Defensa,  Donald Rumsfeld, negó allí mismo que Washington fuera a invadir a Venezuela, y el secretario adjunto para Latinoamérica, Roger Noriega, adoptó un tono conciliador.

Al bajar el tono hacia Venezuela y lograr unidad en torno a Insulza  “emerge cierto grado de esperanza de que EE.UU. comprenda los  problemas de la región”, dijeron expertos.