Sin necesidad de viajar por el espacio al satélite natural de la Tierra, en Chile se puede visitar un paisaje semejante al lunar en el misterioso Valle de la Luna, que atrae a más turistas.

El lugar, enclavado en pleno desierto de Atacama, el más árido del mundo, es una verdadera recreación del paisaje lunar, salpicado además con la mayor profusión de estrellas que se pueda imaginar.

Los operadores turísticos han encontrado, según explicaron, todo un filón en este paraje exótico por la demanda cada vez mayor de turistas que llegan de todas partes, especialmente de Europa.

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Situado en la región de Antofagasta, a 1.650 km al norte de Santiago, el Valle de la Luna ocupa un sector de la Reserva Nacional Los Flamencos, denominado Cordillera de la Sal, carente de vegetación.

Ahí, el visitante puede apreciar unas espectaculares puestas de sol, en las que a medida que baja la luz, los cerros se van pintando de tonos pastel, el cielo pasa de rosa a púrpura y a negro, mientras un potente viento intenta hacer huir a los turistas, como si la naturaleza se opusiera a esa “invasión”.

Cuando el sol desaparece y da paso a la Luna, la temperatura llega a los cero grados.

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El cielo deja ver millones de estrellas y la caída de algunas de estas es fugaz.