Un gol madrugador de Luis García despedazó el martes los grandiosos planes del Chelsea, cuya derrota 1-0 a domicilio ante Liverpool lo eliminó en las semifinales de la Liga de Campeones.
 
Entonado por haber conquistado el sábado su primer título inglés en medio siglo, Chelsea había llegado a la cancha de Liverpool con el ropaje de favorito en la batalla inglesa.
 
Pero Liverpool hizo omiso de los pronósticos y el tanto del español García a los 4 minutos resultó ser el fiel de la balanza en una eliminatoria que había empezado con un empate sin goles la semana pasada.
 
Liverpool, dirigido por el técnico español Rafael Benítez, volverá a jugar la finalísima del campeonato europeo y lo hará por primera vez en dos décadas.
 
La última final la perdió en 1985 ante Juventus, una que fue empeñada por la tragedia del estadio de Heysel.
 
Su rival en Estambul, el 25 de mayo, será el victorioso entre el Milan y el PSV Eindhoven. El duelo de vuelta de esa serie se disputará el miércoles en campo holandés y con el Milan adelante 2-0.
 
Para Chelsea y su polémico timonel portugués José Mourinho, la derrota fue un epílogo amargo para una campaña en la que buscaba su tercer título.
 
Aparte de la premier, el equipo financiado con los millones del magnate ruso Roman Abramovich ya había conquistado la Copa de la Liga y en la Liga de Campeones había dejado fuera a grandes como el Barcelona y Bayern Munich.
 
Pero García fue el villano en un equipo muy irregular en la liga inglesa, donde marcha quinto, muy lejos de la cima.
 
Una reacción felina de García le permitió llegar primero a un balón que había quedado suelto frente al arco, luego que el portero del Chelsea Petr Cech chocara con Milan Baros.
 
García alcanzó a pellizcar la pelota, que con lo justo logró pasar la raya ante la atropellada inútil de William Gallas para despejarla. El árbitro eslovaco Lubos Michel decretó válido el gol tras consultar con el guardalínea.
 
Tal y como fue el partido de ida, el choque frente a una marea roja de hinchas fue de mucho nervio e intensidad, pero sin fútbol de alto vuelto.
 
Tras un dominio inicial del Liverpool, Chelsea fue más incisivo tras los 15 minutos.
 
Sin embargo, tejió pocas ocasiones de gol, mérito del disciplinado despliegue defensivo del Liverpool, alentado además por su ventaja.
 
Quizás la mejor se produjo cerca al promedio la primera mitad, cuando Joe Cole logró vencer a Jerzy Dudek, el arquero polaco del Liverpool, pero el volante del Chelsea no puedo pegarle bien al balón, que salió despedido por encima del travesaño.
 
   Con el marcador en contra, Chelsea no se desesperó a sabiendas que marcando un gol cerraba su negocio mediante la regla de los tantos de visitante.
 
Pero los minutos empezaron a transcurrir, alimentando la impresión que la tarea era un imposible.
 
Un cañonazo de tiro libre de Frank Lampard parecía salvar a los   azules, pero una atajada providencia de Dudek, quien en primera instancia había titubeado a donde tirarse, ahogó el grito de gol a los 66.
 
Mourinho ensayó cambios en su tablero a falta de unos 20 minutos del final, al hacer ingresar Arjen Robben y Mateja Kezman, dos hombres de franca vocación ofensiva, por Cole y Tiago Mendes, respectivamente.
 
Pero nada le funcionó a un Chelsea, que por entonces ya veía con impotencia cómo se le escapaba el partido ante un Liverpool peligroso en el contragolpe.
 
El partido se estiró con seis minutos de descuentos a causa del ingreso a la cancha de un par de hinchas.
 
Ello le dio un último suspiro al Chelsea, pero el noruego Eidur Gudjohnsen la mandó afuera a boca de jarro con el que hubiese sido el gol de la clasificación.