Tres causas sociales se juntaron ayer en las calles del Centro Histórico con motivo del Día del Trabajo: la defensa de la estabilidad laboral del gremio de los trabajadores, la protesta contra las políticas estadounidenses en la región y la reivindicación de la gesta ciudadana de los “forajidos”, adjetivo resignificado a partir de la última crisis política del país que culminó con la destitución de Lucio Gutiérrez.

Desde las 09h00, las organizaciones clasistas agrupadas en el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) comenzaron a concentrarse frente al parque El Ejido con carteles y banderas, a lo que contribuyó un sol radiante sobre la capital, que permitió que se viviera un clima de entusiasmo.

Aproximadamente 5.000 personas iniciaron la marcha, cuyo destino eran las plazas San Francisco y Santo Domingo. Las organizaciones afines a los trabajadores se dirigieron a la primera, mientras que las identificadas con los movimientos ciudadanos, ecologistas y antiglobalización, a la segunda.

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Según Jaime Arciniegas, presidente del FUT, con la adhesión de los gobiernos ecuatorianos al esquema neoliberal en la última década, las organizaciones de trabajadores han disminuido de 3.500 a 1.200 en todo el país.

El dirigente considera que se ha llegado a ese estado por causa de las políticas de flexibilización laboral y el trabajo por horas, que han propiciado la desintegración del espíritu de clase y alentado a la migración.

Ese sentimiento se expresó con distintas simbologías: un cóndor de espuma que representaba la soberanía se paseó por las calles, sostenido por miembros de la Central Ecuatoriana de Organizaciones Sindicales Libres (Ceosl), al grito de “queremos chochos, queremos maíz, gringos fuera del país...”, que fue coreado hasta que llegaron a los muros de la iglesia de San Francisco.

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Grupos ecologistas, en cambio, lanzaron consignas contra el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y contra la continuación del Plan Colombia. “telecé, telecé, tú me tienes mala fe...” era la consigna de activistas ubicados frente al edificio donde antes funcionaba el Banco Central y que hoy sirve de sede al Congreso Nacional.

Cinco camiones recolectores de basura de la Empresa Metropolitana de Aseo (Emaseo) también estuvieron en la marcha para protestar contra el sistema de tercerización de ese servicio por parte del Municipio capitalino.

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Según varios dirigentes, en la marcha de ayer participaron aproximadamente 160 organizaciones, un número mayor que el año pasado, quizá por la coyuntura política que han impulsado las expresiones sociales en la calle.

También los partidos políticos fueron una vez más los destinatarios del repudio ciudadano. Un ataúd negro con el nombre del PRE, Prian, SP y otras tiendas políticas fue trasladado en hombros como símbolo del declive de la denominada clase política ecuatoriana.

“No queremos y no nos da la gana ser una colonia norteamericana”, fue la consigna final, mientras se colgaba un cartel en la antigua iglesia con la leyenda “Fuera gringos de Manta”.

Forajidos
La gente identificada con “los forajidos”, que hasta ahora no había celebrado públicamente su participación cívica, tuvo espacio para hacerlo, en la plaza de Santo Domingo, durante un festival artístico que convocó a cerca de 1.000 personas.

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Jaime Guevara, Ataúlto Tobar y su grupo cantaron para una concurrencia a la que no le importó sentarse sobre los adoquines y soportar el fuerte sol. “A la guan, a la tu, a la tri y a la for...soy forajido”, interpretó el viejo Ata, como se conoce en Quito a Tobar, radiodifusor y cantante, autor del tema que alentó las manifestaciones que tumbaron a Lucio Gutiérrez.

La música fue el espacio de la alegría y el relajamiento después de varias semanas de gran tensión política.