En la caja del IESS al realizar un trámite personal me he quedado asombrado, pues parece una aduana pequeña donde se es objeto de maltrato.

¿De qué sirve aportar en tantos años esperando tener algo digno y no desgarrador?
Nos revisan las carpetas para tramitar ya sea el fondo mortuorio, montepío, cesantía, jubilación...; pero después de un tiempo de andar, subir y bajar las gradas, lo mandan a uno a actualizar algún documento, para repetirnos la canción de todos los días: “está para liquidar, venga después de quince días, o si no venga a fin de mes”.

¿Por qué una jubilación, cesantía o montepío dura ocho meses y hasta un año? ¿Adónde va el dinero de los afiliados, si no dan recibo o comprobante? Los afiliados estaremos vigilantes para erradicar este mal que es la burocracia que se cree dueña de sus puestos.

Publicidad

Lcdo. Ángel Mantilla Márquez
Guayaquil