La Iglesia Católica Ortodoxa celebra su Semana Mayor o Semana Santa, que finaliza hoy con la Pascua de resurrección, fecha que difiere de la Pascua católica romana y protestante, debido a que esta se basa en el calendario juliano, creado por Julio César, desde la época de Jesucristo en Palestina, y cuya tradición existe desde los primeros años del cristianismo.

Durante la cuaresma los cristianos ortodoxos se hallan en un proceso de preparación espiritual, en el que se abstienen de consumir carnes y productos lácteos.

La noche del sábado antes de terminar la cuaresma, los niños se reúnen a pintar los huevos de pascua, estos son huevos cocidos que se pintan con colorantes vegetales, y se reparten al día siguiente.

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Esta costumbre nace de una antigua leyenda cristiana originada en Palestina, que cuenta que cuando María Magdalena iba a ver a Jesús al sepulcro este se le apareció y confirmó su resurrección. Ella llevaba consigo una cesta con huevos, luego de conversar con Cristo resucitado, notó que los huevos de su cesta habían adquirido los colores rojo y verde y entendió que esto simbolizaba la pasión y la esperanza de la resurrección de Cristo. Hasta la actualidad los cristianos ortodoxos acostumbran a pintar los huevos de pascua.

Así como esta tradición, la Iglesia Ortodoxa conserva intactas otras costumbres de los primeros cristianos desde hace  2.000 años.

En la antigüedad  la comunidad cristiana celebraba la pascua en esta fecha, pero en 1582 la Iglesia Católica Romana, con el papa Gregorio impuso una nueva. La Iglesia Ortodoxa, fiel a tradiciones antiguas, siguió conservando la fecha original establecida por la Iglesia en el Concilio Ecuménico de Nicea en el año 325.