De junio a diciembre de 2004, la instancia que dirige el Banco no pudo integrarse ni tomar decisiones.

La salida de Mauricio Yépez como presidente del Directorio del Banco Central (BCE) en mayo del 2004 marcó el inicio de un periodo de inestabilidad y pugna política por el manejo de la institución.

Hasta esa fecha, los miembros se iban y llegaban de acuerdo al procedimiento regular. Según la Constitución, el Directorio se integrará con cinco miembros propuestos por el Presidente de la República y designados por mayoría del Congreso.

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Tres meses antes de que Yépez salga del cargo, el ex presidente Lucio Gutiérrez propuso el nombre de Polibio Córdova para ocupar la vacante que había dejado Juan Carlos Pitarque, pero el Congreso lo rechazó por considerar que se violaba la independencia técnica del BCE y que ese nombre era muy cercano a los intereses del Gobierno de entonces.

En julio, los diputados aceptaron que Leopoldo Báez deje la Gerencia y pase a formar parte del Directorio.

Con ese cambio, de los cinco vocales que conforman la instancia máxima del Central, cuatro estaban posesionados: Leopoldo Báez, Sixto Cuesta, Cornelio Malo y José Cucalón. Pese a ello, el Directorio no pudo reunirse ni tomar decisiones porque, primero, aún faltaba el quinto miembro y, segundo, porque Cuesta, Malo y Cucalón estaban por terminar, en agosto, el periodo para el que fueron designados.

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En septiembre, el BCE empezó una segunda época con tres de sus cuatro directores en funciones prorrogadas.

El directorio recién pudo sesionar a fines de diciembre, luego que en el Congreso se conformó una mayoría favorable a Gutiérrez. Esta eligió a Pablo Rosero (cuota del Prian) para ocupar la quinta vocalía. Pese a que aún había tres vocales en funciones prorrogadas, con los cinco cupos completos, el Central “se puso al día” y despachó los temas que no había tratado durante los últimos siete meses del año, lapso durante el cual la tasa máxima convencional (que sirve para determinar la usura en el sistema de créditos) se mantuvo “congelada” en el 14,66%; los créditos externos para las instituciones públicas fueron postergados y los informes para el Presupuesto estatal del 2005 y sobre la economía fueron elaborados por el gerente encargado, Mauricio Pareja.

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En enero de este año, la mayoría gobiernista seguía manejando el Congreso y designó a Polibio Córdova, Robert Andrade y a Eduardo Velarde en reemplazo de Cuesta, Malo y Cucalón.

“El BCE va a una politización perversa”, dijo el diputado socialcristiano Luis Fernando Torres.

Córdova siempre negó la existencia de intenciones políticas en su designación; sin embargo, pasó los dos primeros meses defendiéndose y enviando comunicados a la prensa justificando su nombramiento. El ex asesor presidencial adoptó, incluso, la misma actitud cuando envió su renuncia al Legislativo, el miércoles pasado.

Tras la caída de Gutiérrez y el nuevo reparto legislativo, esta semana el Congreso decidió dejar insubsistentes las designaciones realizadas en el BCE. Córdova, Andrade, Velarde y Rosero acataron y se fueron del Banco.

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Mientras tanto, el Directorio tiene un vocal (Leopoldo Báez) y cuatro vacantes.

PROCESO

LISTA
Los funcionarios del Banco Central aseguran que la Presidencia de la República tiene casi listo el paquete de cuatro nombres para ocupar igual número de vocalías, que enviará al Congreso.

CANDIDATOS
Eva García, José Cucalón, Alberto Acosta, Vicente Páez y Pablo Concha están entre los candidatos, mientras que Eduardo Valencia podría volver a ser gerente general.

CUENTAS
Los gastos del Banco Central previstos para este año alcanzan $ 87,7 millones y los ingresos $ 92,2 millones.

En el 2004 fueron despedidas del BCE cerca de 300 personas, tras lo cual el personal sumó 1.100 empleados.