Dejando una carta de agradecimiento a todos los que lo atendieron y ayudaron, se despidió ayer de la clínica las América de Medellín el técnico Luis Fernando Montoya, 129 días después de que recibiera un disparo en el cuello que lo dejó cuadrapléjico, tras dañar su médula espinal.

Montoya, que fue dado de alta médica y trasladado a una finca en el municipio de Caldas, en el noroeste de Antioquia, señala en el comunicado que: “En el día de hoy, cuando regreso a mi casa, quiero expresar mi más sentido agradecimiento a todo el equipo médico, paramédico y administrativo de la clínica por su dedicación y cuidado, haciendo de este difícil proceso algo más llevadero. Su preocupación por mi bienestar siempre tendrá mi reconocimiento y gratitud”, dijo.

“A las autoridades civiles, militares y eclesiásticas, a todos los ciudadanos de Colombia y de todos los países de donde recibí mensajes de aliento, gracias, y que el Señor los bendiga”, agregó.

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El técnico colombiano, quien llevó al Once Caldas de Manizales a ser campeón de la Copa Libertadores de América en el 2004, salió en medio del aplauso de decenas de personas que se reunieron para despedirlo, y en una ambulancia especialmente adecuada para su desplazamiento, el entrenador de 47 años, abandonó la clínica.

Tras analizar el estado físico, mental y neurológico de Montoya, el cuerpo médico decidió que era el momento para que regresara a su hogar.

“Sus condiciones generales son buenas, su estado de salud, su condición mental son aceptables y su estado neurológico y respiratorio es estable”, explicó en rueda de prensa el médico Javier Orozco.

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“El paciente continúa estando vinculado a un respirador permanente, el cual debe mantener durante su tiempo de estadía fuera de la institución”, acotó Orozco.

En su nuevo ambiente, Montoya contará con un auxiliar de enfermería, un terapista respiratorio, un médico general, un fisioterapeuta y la frecuente supervisión de los galenos que han acompañado el proceso.

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“De verdad que siento mucha alegría, Dios le pague a todos los que nos están acompañando. Estamos seguros de que mi Dios está obrando en él y las cosas se van a dar muy bien, no va a ser para mañana, pero estoy segura de que Luis Fernando va a volver a vivir, a tener otra vez esas esperanzas”, comentó emocionada la esposa de Montoya, Adriana, quien siempre ha estado a su lado, al igual que su hijo José Fernando.