Los setecientos voluntarios activos no tienen  los recursos para optimizar sus labores de rescate.

Las inundaciones y deslaves presentados en Manabí hace dos semanas pusieron en evidencia los múltiples problemas que afronta la Junta Provincial de la Defensa Civil (DC) de esta jurisdicción.

Ese ente es el encargado de rescatar y evacuar sitios en peligro en los 22 cantones manabitas. Con 700 voluntarios activos en las 22 juntas cantonales y 53 parroquiales, la entidad no cuenta con los materiales suficientes para socorrer a la población tras algún percance.

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La falta de recursos económicos es una de las razones que origina la crisis en la institución.

La Dirección Nacional de la Defensa Civil se comprometió enviar a la provincia, la semana pasada, tres mil dólares para adquirir implementos de rescate, pero los fondos aún no llegan, manifestó Roque Mendoza, coordinador provincial de este organismo  hace once años.

“Impulsamos medidas que eviten fenómenos naturales que luego pueden transformarse en desastres. Es por ello que de manera continua hacemos llamados a la comunidad para que eviten construir sus casas en los cauces secos o en pendientes deforestadas”, dijo el funcionario.

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Local propio
Recordó que hasta el año 1993, la DC de Manabí solo se activaba en los momentos de crisis; pero a partir de 1994 se institucionalizó la entidad en esta provincia con la creación de una sede que al momento funciona en una de las áreas del edificio del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), de Portoviejo.

Los voluntarios de la DC en Manabí se encargan de ejecutar las evacuaciones y rescatar a los habitantes en riesgo ante los fenómenos naturales que acontecen en la zona.

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Algunos de los socorristas, que prefirieron el anonimato, señalaron que los voluntarios no ganan sueldo alguno por las labores que efectúan.

“No obstante, la ciudadanía cree que es obligación nuestra que los ayudemos a salir, y cuando lo hacemos recibimos agresiones o insultos porque ante la falta de vehículos demoramos en llegar a un determinado lugar”, comentó uno de los voluntarios.

Las actividades de las brigadas de auxilio incluyean el reconocimiento del área donde ocurren los desastres.

“Casi no dormimos por estar pendientes de las llamadas de los compañeros que hacen guardia en cantones y parroquias. Tan pronto nos enteramos de algo salimos en los dos carros de la institución”,  manifestó otro de los socorristas.

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