Ahora solo nos queda esperar que la OEA (Organización de Estados Americanos) reconozca a Alfredo Palacio como presidente constitucional del Ecuador.

¡Basta de tener que esperar siempre la aprobación de los Estados Unidos para determinar una decisión!

Los representantes de la OEA deberán contar con racionalidad e imparcialidad para poder analizar detenidamente los hechos y las maquinaciones de Gutiérrez, y a partir de eso resolver el asunto de la mejor manera, por supuesto siempre de acuerdo con las leyes y las cláusulas que se ejercen en casos como este.
Esperamos que esta Organización no nos defraude.

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Todos los ecuatorianos confiamos en su decisión.

María Eugenia Donoso Müller
Buenos Aires, Argentina

En esta última etapa democrática y más recientemente durante el gobierno del ex presidente Gutiérrez, en los últimos cuatro meses de su mandato, se ha escuchado a ciertos políticos y medios de comunicación la invocación a las Fuerzas Armadas o golpe de cuarteles.

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Felizmente el pueblo no piensa así y lo demostró en los últimos acontecimientos. La más importante lección que deben aprender políticos, periodistas y militares es que cada uno tiene una función importante que cumplir para satisfacer el mandato de su máxima autoridad, que es la ciudadanía.

Ningún político deberá a partir de ahora distraer a las Fuerzas Armadas de sus tareas, lo que de darse debe ser motivo de destitución en el caso de dignatarios y sanción en el caso del ciudadano.

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Las Fuerzas Armadas no deben  dar declaraciones de “apoyo” o “no apoyo” a un mandatario, pues la idea que transmiten al Ecuador y mundo es que ellas deciden nuestra suerte, y no es así.

Nunca más un presidente deberá convocar a los militares para leer un decreto y que estos aparezcan como guardaespaldas, desacreditándose y desafiando a su nación. Si eso ocurre, ellas deben saber que no lo pueden hacer.

Los medios de comunicación deben recordar que la misión de la Policía y Fuerzas Armadas es defender el orden interno y externo del Ecuador, y no dar paso a juicios de opinión política a quienes por manejar nuestro armamento son nuestra garantía y no nuestros amedrentadores.

La fuerza pública debe tener espacio de opinión sobre el control del contrabando, migración ilegal, incursiones en nuestras fronteras, narcotráfico, robo... y dar cuentas a la ciudadanía sobre los avances en la erradicación de estas lacras. Pero, garantía de democracia, solo la pueden dar los buenos gobernantes, cumpliendo con nuestro mandato conferido a través del voto.

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Leonardo Castillo Manrique
Guayaquil