“Señor Ministro:

Permítame, respetuosamente, compartir ideas francas: solo las verdades dichas a tiempo son útiles y nos evitan ser cómplices de errores.

Su cargo requiere de cierta creatividad, mucha prudencia y bastante respeto. Usted ha arrancado confundiendo la creatividad con una audacia peligrosa, mientras prudencia y respeto están ausentes. Es penosa su visión narcisista: usted es el único patriota, lúcido, ético y defensor del interés nacional, los demás simples ‘contadores’. Cuidado con ese engreimiento, y el intento de ganar aplausos fáciles con propuestas que suenan bonito pero encierran mucho vacío. La economía siempre se resiente de la politiquería.

Por suerte, ya ha dado marcha atrás en su siempre proclamada oposición a la dolarización. Habla de fortalecerla y eso es positivo: en los últimos años su acción pública hubiera sido más positiva de haber planteado las cosas de esa manera y hubiéramos todos trabajado en fortalecer la dolarización en lugar de vilipendiarla o enaltecerla.

¿En qué consiste su posición digna y soberana sobre la deuda externa? Está bien, si se trata de manejar la liquidez (como todos lo hacemos en los hogares): en caso de necesidad diferir los pagos a los bancos por un tiempo, es sano, alivia tensiones políticas, pero no es heroico, no cambia la esencia del país ni justifica el desprecio a otros. Está muy bien si se trata de buscar un mejor esquema de los Bonos Global, tal como ya lo hizo el último ministro fracasando solo por la intromisión de la crisis política, ojalá usted pudiera conseguir mejores condiciones. Utilice todos los mecanismos posibles y creativos. Pero si se trata de meterse (y peor, meternos) en una aventura al estilo argentino dejando unilateralmente de honrar las obligaciones, por favor olvídelo. Se puede pagar muy caro su aventura y no estamos dispuestos a eso.

¿Quiere usted modificar el manejo del Feirep? ¿Para qué? ¿Aumentar el gasto estatal y debilitarnos ante cualquier crisis? ¿Mantener la ineficiencia estatal? Además, no cabe engañar a la gente, los fondos petroleros ya se usan fuertemente para cubrir el déficit estatal. Liberarlos solo llevaría a un mayor déficit. ¿Cómo sería cubierto?

Sin duda hay que destinar más recursos a educación y salud: la universalización de la educación básica y el aseguramiento universal pueden ser objetivos clave. Pero el dinero debe salir primero del mejor uso de tanto recurso desperdiciado (ejemplo, las decenas de millones que se reparten desde el Fondo de Solidaridad o en el Ministerio de Bienestar Social); segundo, deben ingresar a un sistema reformado porque la actual organización los engulle sin resultados, y solo entonces debemos pensar en los fondos excepcionales como el Feirep. Empezar al revés es malgastar el dinero que es de los ciudadanos.

¿Dar acceso crediticio a largo plazo a pequeños productores? Claro. ¿Desarrollar proyectos energéticos de alta rentabilidad para el país? Por supuesto. ¿Usar los recursos del IESS con ese fin? Probablemente, pero con eficiencia y esquemas legales que aseguren el repago de esos fondos.

Con prudencia y sensibilidad usted puede ganar más laureles que buscando aplausos fáciles. El país también”.