Karina Gutiérrez, la primogénita del depuesto presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez, mandó desde Quito un mensaje a su familia asilada desde el domingo en Brasilia, en el que les pide cuidar a su padre "que es el que más lo necesita".
 
"Que se cuiden entre ellos, mucho. Quien más lo necesita ahora es mi padre.  Y que traten de aprender de la cultura brasileña para que cuando yo vaya, me  enseñen", dijo Karina de 20 años, estudiante de la escuela de oficiales del  Ejército ecuatoriano entrevistada por el diario brasileño Estado de Sao Paulo.
 
Karina Ximena decidió quedarse en Quito para continuar sus estudios en la  Escuela Superior Militar Eloy Alfaro mientras el resto de su familia partió  asilada a Brasil, luego que el Congreso depusiera del cargo de presidente a  Lucio Gutiérrez, bajo acusaciones de corrupción.
 
Sus padres y su hermana de 15 años llegaron el domingo a Brasilia, tras  permanecer refugiados por varios días en la casa del embajador brasileño en  Quito, frente a la cual se realizaron intensas protestas.
 
La decisión "difícil" fue apoyada por los Gutiérrez "porque ellos saben lo  que quiero. De la misma manera como yo los apoyo y no podría haber pedido a mi  padre que se quedara aquí. Una familia busca el bienestar de cada uno. Para mi  papá era mejor salir (...) para mi era mejor quedarme", dijo la cadete Gutiérrez al diario.
 
La muchacha, hija de un coronel y sobrina nieta de un general, soñaba desde  pequeña con la carrera militar y desde octubre cursa estudios en la misma  escuela militar en la que estudio Lucio Gutiérrez, graduado en 1977.
 
En los acontecimientos que siguieron a la caída de Gutiérrez, Karina obtuvo  permiso de sus superiores para ir con su familia a Brasil.
 
Regresó a la escuela militar el domingo, luego de acompañarlos hasta la  base área de Lacatunga (80 km al sur de Quito), desde donde sus padres y su  hermana partieron a su asilo en Brasil.
 
La cadete cree que tendrá oportunidad de visitar a su familia en cuatro  meses, cuando sus superiores autoricen un permiso.
 
"Estoy hace seis meses en la Escuela Militar y los extraño todos los días.  Pero desde aquí les doy mi apoyo moral, que es el mismo que necesito de ellos.  Que no se preocupen por mi, yo me puedo cuidar muy bien", dijo a Estado de Sao  Paulo.