Dos cercos policiales, conformados por cerca de 600 policías, dieron seguridad ayer a los diputados, que volvieron a sesionar en el ex edificio del Banco Central, donde funciona el Parlamento.

Indígenas de la provincia de Bolívar llegaron al Congreso para pedir la salida del independiente Mesías Mora, a quien acusaron de haberlos traicionado.

Los manifestantes, autodenominados “forajidos”, también acudieron al Parlamento para advertir a los legisladores que estarán atentos a sus actuaciones.
Los asistentes dijeron que la asamblea de los “forajidos” no permitirá más violaciones a la Constitución ni actos por interés particular y menos la existencia de hombres del maletín.

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Unos cuantos insistieron en que “se vayan todos”.

“Pedimos la depuración total, fuera el Congreso, pedimos que se vayan todos”, sostuvo Patricio Caiza, uno de los manifestantes.

El general Mario Morán, director de Operaciones de la Policía, señaló que aunque los manifestantes eran pocos, la acción de los uniformados era “eminentemente preventiva, nuestro objetivo aquí es justamente garantizar que la democracia se consolide”, sostuvo.

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La semana pasada varios diputados, entre ellos el independiente Patricio Dávila, fueron agredidos por decenas de personas que exigían la destitución de los congresistas.

Ayer no se presentaron incidentes entre los manifestantes y los legisladores que ingresaron al recinto para participar de la sesión.