A la familia de Gutiérrez, a los panas del soldadito de plomo hoy felizmente defenestrado –y sobre todo al político de siempre prófugo de la justicia que todos conocemos– por fin se les acabó la teta.

Discrepo con medios de comunicación que criticaron los actos violentos de la marcha, diciendo que ese no era el pueblo de Quito.

Por supuesto que fue Quito representando una ira y hastío nacional ocasionado por los mismos políticos ladrones, un cansancio por los diputados inservibles.

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Se lo mereció Gutiérrez y toda esa partida de mentirosos violadores de la Constitución. Por eso el pueblo actuó porque la justicia no ha existido más que para los que roban gallinas, por hambre; pero para los que abusan sexualmente de los niños, los políticos que roban echan a volar y regresan como héroes, los que violentan la Constitución, los narcos, los que venden armas a la guerrilla, los burócratas que viven del desfalco, los asesinos y todos los delincuentes, la justicia nunca ha existido.

Por eso Gutiérrez y los demás, ¡fuera! Es su oportunidad señor Palacio de limpiar este país de basura que nos ha rodeado más de 25 años.

Renzo Sánchez Murillo
Guayaquil

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Antes de haberse extendido el salvoconducto para el asilo político al coronel Gutiérrez se debió exigir su declaración de bienes actualizada para compararla a la entregada al inicio de su mandato.

Esa declaración debió tener información  de sus propiedades con sus avalúos y cuentas bancarias con sus saldos actuales, gastos, inversiones..., pues esto implica que se está aceptando que solo eso se posee. Si se llegase a comprobar que tiene otros bienes, entonces no son de su propiedad y deben ser confiscados por el Gobierno. Esto debería ser aplicado a todo funcionario público que fenece en sus funciones.

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La experiencia nos debería hacer tomar precauciones para que no suceda lo de Augusto Pinochet, a quien le han descubierto muchas propiedades y una cuantiosa fortuna que no le pertenece.

Alfonso Moreno Quezada
Nueva York, EE.UU.