Esperamos que el doctor Alfredo Palacio, presidente –por el momento– convoque lo más pronto a una elección de todos los poderes del Estado, y que quienes aspiren a las nuevas candidaturas recuerden que es el pueblo quien los elige, y tomen con responsabilidad la voluntad de los sufragios.

Me siento satisfecha con los resultados de hace pocos días. Ecuador es un país bello y tiene todo, son los políticos corruptos que se llevan todo. Cada pueblo tiene el gobierno que se merece.

¡Por favor, pensemos antes de votar en los nuevos comicios! El pueblo está cansado de los mismos políticos. Queremos gente honesta y sin compromisos con nadie.

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Marina Zhune de Gilbert
Guayaquil

Recordamos que para ser un estadista clase A, para empezar, se necesitan ideas largas, pero especialmente uñas cortas; además, ser: líder, honrado, inteligente, visionario, misionario, equilibrado, solidario, progresista.

Se debe pensar descentralizadamente (autonomía sin perder la unidad nacional), dar independencia a las demás funciones del Estado; no pensar en el poder como botín político o cueva de parientes y amigos mañosos.

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Debe reformar, suprimir, y reflexionar leyes para buscar bienestar general; reactivar las industrias; producir resultados positivos en el Tratado de Libre Comercio; transformar el país en libre, seguro, tecnificado y honesto.

En Ecuador, los últimos trece años hemos escogido seres miserables que solo han usufructuado, engañado y estafado al sufrido pueblo.

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Luis Meza Cruz
Guayaquil

El Congreso Nacional, que hoy por hoy nada tiene de honorable, dejó sin efecto el inconstitucional nombramiento de la “pichicorte”; por tanto, las actuaciones y decisiones de los jueces usurpadores ya no tienen valor legal.

Siendo así, ¿por qué no hicieron cumplir la orden de prisión vigente contra ciertos políticos acusados de presuntos ladrones? Si hacen alarde de haber sido escogidos para hacer cumplir las leyes; ahora tenían la oportunidad de probar que lo hacen, si es que tuvieren pantalones.

Guillermo Hidalgo Grau
Nueva York, EE.UU.

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El ex ministro de Defensa declaró que rechazaba los cacerolazos de las marchas, observación que a él, menos que nadie, no le correspondió hacer. Su misión era cuidar el buen nombre de las Fuerzas Armadas muy venidas a menos inmiscuidas en política, lo que no es permitido por la Constitución.

Lo que sí debió hacer –y debe hacer– el nuevo Ministro es, juntamente con la cúpula militar, observar encuadrarse la Carta Magna, que es lo que los militares deben proteger; llamando la atención, si hay desobediencia.

José María Larco Vera
Guayaquil