Eran las 05h50 cuando la aeronave Boeing 737 ofrecida por el Gobierno de Brasil partió rumbo a Porto Velho para abastecerse de combustible. Después el destino era Brasilia, adonde llegó a las 11h30, hora de Ecuador.

El coronel Lucio Gutiérrez arribó junto a su esposa, Ximena Bohórquez, y la hija menor del matrimonio, Viviana  Estefanía (15 años). La primogénita, Karina Ximena (20), a quien se extiende el  asilo, se quedó en Quito, donde realiza estudios en el Ejército.

Gutiérrez no dio ninguna declaración a la prensa que lo esperaba a su  llegada al aeropuerto, situado en el sur de Brasilia.

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“Fue un viaje muy emocionante, la mujer (de  Gutiérrez) no sabía cómo agradecernos”, contó el brigadier Joselí Parente, coordinador de la misión que trasladó a la familia.

“Hubo mucha emoción en el embarque”, cuando Gutiérrez, su esposa  y la hija menor se despidieron de la primogénita, afirmó Parente.

Ya en el avión la  familia Gutiérrez se mostró aliviada, después de pasar varios días y noches asediada por los gritos de los manifestantes congregados fuera de la embajada  de Brasil, donde se había asilado desde el miércoles.

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“Les agradecieron mucho al presidente Luiz Inácio Lula da Silva y a toda la población  brasileña”, añadió el oficial, quien resaltó la labor de la Fuerza Aérea de Ecuador en la planificación de una difícil partida desde el  aeropuerto de Latacunga.

El avión de la FAB, con doce tripulantes y dos diplomáticos, esperaba  instrucciones desde el jueves en Porto Velho, cerca de la frontera con Perú y  Bolivia.  Al principio existían dos alternativas de vuelo, hacia Latacunga o Guayaquil, y solo un minuto después del despegue, la noche del sábado, se eligió la primera opción. 

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Agotados por las experiencias de los últimos días, Gutiérrez y su esposa  descansaron durante la mayor parte del viaje. El ex mandatario vivirá por el momento con su familia en la zona militar del Distrito Federal, con el estatuto de refugiado político.