Moradores de las poblaciones peninsulares se quejan por la falta de campañas de fumigación.

Cada vez que el sol comienza a ocultarse para Diana Holguín Reyes, de 16 años, se inicia una pesadilla. La joven cierra las puertas y ventanas de su casa y se aplica repelente, por lo menos unas cuatro veces en la noche. Confiesa que si no hace eso que desde hace un mes se ha convertido en su ritual nocturno no podrá estar tranquila.

Diana reconoce que estas precauciones obedecen al trauma que sufre luego de que se salvó de morir a causa del dengue hemorrágico que la mantuvo postrada en su casa del barrio Manabí, de Anconcito, y luego en el Hospital de Infectología de Guayaquil.

Publicidad

“Es la experiencia más triste que he tenido en mi vida”, dice la joven, de contextura delgada, en cuyo brazo derecho aún se notan los moretones producto de las transfusiones de sangre que recibió.

Ahora, cada uno de los tres cuartos de la vivienda de los Holguín-Reyes tiene toldos, un repelente e insecticida. Vicenta Reyes, madre de Diana, no quiere que se repita esta historia con sus otros cuatro pequeños hijos.

El temor de los Holguín también es compartido por sus vecinos de este pueblo pesquero y los habitantes de otras comunidades de la Península, quienes dicen a este Diario que pese a que existe gran cantidad de mosquitos y moscas, las autoridades de Salud no los atienden con campañas de fumigación.

Publicidad

A esta preocupación en Anconcito y otras poblaciones cercanas como Ancón, Atahualpa y Salinas se suma el hecho de que no cuentan con centros de salud dotados para atender una emergencia.

José Rendón Mackliff, médico del Centro Comunal de Anconcito, confirma que la situación en estas poblaciones es preocupante, debido a la gran cantidad de mosquitos que existen en estas zonas, donde hay abundantes charcos, maleza y basura.

Publicidad

Señala que a esto se suma la insalubridad en ciertas viviendas, en cuyos patios poseen criaderos de cerdos y aves. Agrega que del lunes al miércoles pasado atendió cuatro casos de dengue clásico.

Mientras, en los barrios como el Cinco de Junio y Las Peñas, de Anconcito, Cecilia Rodríguez y Alexandra Licoa se quejan porque existen trabajos inconclusos de drenaje pluvial, donde se producen pozas que se convierten en criaderos de insectos.

En cambio, en Pedro José Rodríguez y Brisas de Mar Bravo, del cantón Salinas, moradores como Rosa Guale, Vicente Villón y José Yagual se quejan de la falta de fumigación y recolección de basura.

El director del hospital de Salinas, Arturo Faggioni, señala que en esta casa de salud se han presentado cuatro casos de dengue clásico y uno hemorrágico.
Reconoce que no tiene los implementos para atender un dengue hemorrágico, por lo que tienen la disposición de remitir a los pacientes a Guayaquil.

Publicidad

A este hospital llegan a diario pacientes con fiebre.

El director del Servicio Nacional de Erradicación de la Malaria, Ricardo Moreno, reconoce que al comienzo de la emergencia realizaron fumigaciones, pero actualmente han bajado la frecuencia.

FUMIGACIÓN

PEDIDO
Tanto moradores y autoridades de salud de la Península consultados por este Diario coinciden en señalar que tienen la esperanza de que el nuevo presidente Alfredo Palacio, por ser un médico, se preocupe de la salud y asigne los fondos para emprender en una efectiva campaña contra el dengue, pues desde que se decretó la emergencia sanitaria en Guayas el pasado 24 de marzo no han dado recursos para combatir la enfermedad.

CASOS
Según la Subsecretaría de Salud, en el país ascienden a 117 los casos de dengue hemorrágico, entre ellos dos personas fallecidas.

MALARIA
El director del Servicio Nacional de Erradicación de la Malaria, Ricardo Moreno, señaló que la fumigación no es “la panacea” y recomendó a los habitantes de sectores, especialmente marginales a realizar mingas de limpieza a fin de que destruyan los criaderos de mosquitos.