Un número alarmante de niñas y jovencitas estadounidenses, algunas de apenas 9 años, está recurriendo a los esteroides utilizados por algunos deportistas, no necesariamente para obtener alguna ventaja en las competencias, sino para mostrar los cuerpos esculturales de muchas modelos y estrellas de cine, de acuerdo con un grupo de expertos.
 
Las niñas están recurriendo a las mismas píldoras, inyecciones y cremas de testosterona, sumamente peligrosas, que han sido el motivo de un escándalo en el béisbol de las grandes ligas y otros deportes. Frecuentemente, se trata de las mismas jovencitas que tienen desórdenes de alimentación, según algunas investigaciones.
 
Hubo un incremento sustancial para las niñas en la década de 1990, y ahora vemos el mayor índice en la historia, advirtió Charles Yesalis, profesor de salud y desarrollo humano en la Universidad Estatal de Pensilvania.
 
Lloyd Johnston, un profesor de la Universidad de Michigan, quien encabeza un estudio anual auspiciado por el gobierno sobre el comportamiento riesgoso de los jóvenes, dijo: Además de la pederastia, éste es el comportamiento más secreto con el que me he topado.
 
En general, hasta 5% de las estudiantes de preparatoria y 7% de las chicas de secundaria admite que probó los esteroides anabólicos al menos una vez. El consumo aumentó en forma sostenida desde 1991, de acuerdo con varios estudios gubernamentales y universitarios.
 
Los investigadores dicen que la mayoría de las jovencitas consume esteroides para mostrarse más fuerte en las competencias deportivas, y atribuyen una parte del incremento en el consumo a la creciente participación de las mujeres en los deportes.
 
Sin embargo, varias chicas utilizan los esteroides para lucir una figura más musculosa.
 
Uno ve que las mujeres jóvenes usan esto más como un sistema para controlar su peso y eliminar la grasa corporal, dijo Jeff Hoerger, quien administra el programa de asesoría al personal de la Universidad Rutgers, en Nueva Jersey.
 
En las adolescentes, los efectos colaterales del consumo de hormonas pueden incluir acné severo, senos más pequeños, voz más grave, periodos menstruales irregulares, vello facial y corporal excesivo, depresión, paranoia y arranques de ira. Los esteroides también agravan los riesgos de infarto cardiaco o cerebral y de algunas formas de cáncer.