El papa Benedicto XVI inició este domingo de manera formal su liderazgo de la grey católica tendiendo su mano a los judíos, a otros cristianos, y a   también a los no creyentes, y pidió que se elevaran oraciones por los cientos de miles de peregrinos y dignatarios congregados en la plaza de San Pedro al asumir   su enorme tarea. 
 
La misa de investidura dio inicio formal al reinado del 265° pontífice de la iglesia católica romana. 
 
El ex cardenal Joseph Ratzinger, conocido como la mano férrea que resguardaba la ortodoxia eclesiástica, dejó claro en su homilía que, como Papa, escuchará junto con la Iglesia la voluntad de Dios, para encabezar a los 1.100 millones de católicos del mundo. 
 
" Mi programa real de guía no consistirá en hacer mi propia voluntad ni en defender mis propias ideas, sino en escuchar, junto con toda la Iglesia, a la palabra y la voluntad del Señor, en ser guiado por él de modo que él mismo dirija a la Iglesia en este momento de nuestra historia, dijo Benedicto en su homilía", leída en italiano. 
 
Vestido con una túnica dorada y sujetando su báculo pastoral, Benedicto comenzó la ceremonia mediante una procesión hasta la gruta de la Basílica de San Pedro, donde se cree que fue sepultado el apóstol Pedro, para rendir homenaje al primer Papa y bendecir su tumba con incienso, mientras un coro cantaba. 
 
Concluyó la misa desplazándose en un vehículo blanco, descapotado, rodeado por guardaespaldas de civil. Los feligreses se le acercaron y le tomaron fotografías, mientras doblaban las campanas. 
 
En uno de los momentos más simbólicos de la misa de dos horas, Benedicto recibió el Anillo de Pescador y un palio. Ambos son símbolos de la autoridad papal. El anillo lleva grabada una imagen de Pedro, quien extiende sus redes de pescador, y era usado tradicionalmente para lacrar las epístolas. 
 
El palio, una estola de lana blanca y cinco cruces bordadas en hilo de seda, simboliza la misión del Papa como pastor a cargo de su rebaño. La prenda está ribeteada por tres alfileres de oro, que simbolizan los clavos de la cruz en que murió Jesús. El color rojo de las cruces representa la sangre de Cristo. 
 
Luego, 12 personas, quienes simbolizaban los 12 discípulos de Jesús, formaron una fila y juraron obediencia al Papa, arrodillados ante él y besando su anillo. Benedicto agradeció a cada uno. 
 
El Papa, quien parecía cansado y tosió en varias ocasiones, fue interrumpido por los aplausos, varias veces durante su homilía, particularmente cuando mencionó a su antecesor Juan Pablo II. 
 
"Y ahora, en este momento, como el humilde servidor de Dios que soy, debo asumir esta tarea enorme, que rebasa verdaderamente toda capacidad humana", dijo. 
 
También citó la homilía inaugural de Juan Pablo II en 1978, cuando dijo, "¡No tengan miedo!" 
 
El Vaticano informó que al menos 350.000 personas estaban en la Plaza de San Pedro y en sus aledaños. Fuerzas de protección civil dijeron que por lo menos otras 50.000 personas observaron la misa en gigantescas pantallas de televisión emplazadas cerca.