Ajena a lo que le realmente le  sucedió a Orfelinda, su madre, Ignacia Vespertina Sellán (63), viajó el domingo de la semana pasada desde Olmedo a Guayaquil.

“Por su estado de salud no le contamos a mi mamá que a Orfelinda sus patrones la golpearon y maltrataron, sino que se enfermó y estaba en la clínica”, explicó Georgina, hermana de la agredida. Mientras que Alicia, otra hermana, indicó que su madre resultó muy afectada por la desaparición de la joven, luego de que esta salió del cantón manabita para trabajar como empleada doméstica en la ciudad.

Sellán quedó ciega por causa de un tumor cerebral del que la operaron en Guayaquil, a los pocos meses de dar a luz a Orfelinda, y luego, un poco sorda y con problemas de pronunciación, posiblemente por los estragos de la enfermedad.

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Aun así, señaló que Orfelinda, la última de sus hijas, nació el 22 de agosto de 1982, a los siete meses de gestación, y que su recuperación fue muy lenta.
Considera que quizás por eso se aferró a ella y cuando quedó ciega siguió criándola con la ayuda de sus hijas mayores. Agregó que Orfelinda siempre fue muy allegada ella, especialmente desde que su padre las abandonó. Dejó entrever que desde ese momento despertó en ella un sentimiento de superación personal para ayudar a su madre y de ser posible a sus hermanos.