Brasil llegó a amenazar con el retiro de su embajador a raíz del hostigamiento que experimenta su sede diplomática en Quito por parte de manifestantes contrarios al asilo concedido al depuesto presidente Lucio Gutiérrez, informó este sábado el diario Folha de Sao Paulo. 
 
Gutiérrez buscó refugio en la representación brasileña desde su destitución por el congreso el miércoles. 
 
El secretario general de la cancillería, Samuel Pinheiro Guimaraes, mantuvo una conversación dura con su par en la cancillería ecuatoriana, Edwin Johnson, dice el diario, al protestar porque el embajador estaría "arrinconado y desprovisto de condiciones para trabajar", lo que constituiría un paso previo a un anuncio formal de retiro del diplomático. 
 
El diario relata que uno de los diplomáticos en Quito recibió "golpes en la espalda al intentar salir de la sede rumbo a su domicilio". Eso llevó al embajador Sergio Florencio Sobrinho y a otros cuatro diplomáticos a permanecer en la residencia oficial. 
 
El sitio del diario en la internet dijo que el diplomático había informado en la madrugada del sábado que las autoridades ecuatorianas habían decidido otorgar salvoconducto para que Gutiérrez, sus esposa y sus dos hijas pudiesen salir de Ecuador rumbo a Brasil. Pero se desconocía cuándo ocurriría el traslado. 
 
La crisis ecuatoriana ha puesto un obstáculo a la diplomacia brasileña, empeñada en generar un ambiente de paz en el continente que favorezca el fortalecimiento de la recientemente creada Comunidad Sudamericana de Naciones y la intensificación de los flujos comerciales entre las naciones de la región.
 
"Esa situación dificulta el proyecto del presidente (Luiz Inacio Lula da Silva) de promover la unidad latinoamericana", dijo Luciano Dias, del Goes y Consultores, una oficina de análisis en Brasilia, consultado por la AP. 
 
Los cancilleres de Brasil, Perú y Bolivia debían viajar a Quito, acompañados del de Argentina, con la misión de ayudar a restablecer la normalidad en Ecuador. 
 
Dias dijo que veía la crisis ecuatoriana como resultado de la "fragilidad institucional de ese país y de la falta de acción de sus elites para promover   reformas modernizantes de la democracia que aseguren la participación de los sectores marginados, especialmente los campesinos de origen indígena". 
 
Según el analista, un 65% de la población ecuatoriana es pobre o extremadamente pobre. 
 
Norman Gall, del Instituto Fernand Braudel para la Economía Mundial, con base en Sao Paulo, dijo que mientras otros países con características similares a las de Ecuador habían emprendido reformas, aquel país "se mantuvo atrás y no consiguió un desarrollo político similar al de algunos de sus vecinos".