El papa Benedicto XVI mantuvo ayer su primera reunión de trabajo con el Colegio de Cardenales, mientras las autoridades del Vaticano y Roma comenzaron a prepararse para otra oleada de dignatarios y medio millón de feligreses, que asistirán mañana a la consagración del nuevo pontífice.

Entre los peregrinos figuran unos 100.000 ciudadanos de Alemania, el país de origen del pontífice.

La Ceremonia de la Investidura en la Plaza de San Pedro será celebrada por el cardenal chileno Jorge Arturo Medina, que el martes anunció el nombre del nuevo pontífice al mundo.

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Ayer, Benedicto agradeció a los cardenales su respaldo y su fe al elegirlo como el líder 265 de la Iglesia. Después de sus declaraciones, los cardenales formaron una fila para saludarlo y arrodillarse ante él, que permanecía sentado en su silla.

En otra señal de que intenta seguir los pasos de Juan Pablo II para acercarse a otras religiones, Benedicto invitó el domingo, al rabino de más importancia de Roma, Riccardo di Segni, quien sin embargo no asistirá pues es el primer día de la Pascua judía.