Organizaciones No Gubernamentales, las Naciones Unidas y dirigentes indígenas piden cesar los combates.

Delegados de unas 30 organizaciones colombianas No Gubernamentales exigieron ayer el cese de los combates entre guerrilleros y militares en una zona indígena del departamento del Cauca para la atención inmediata de civiles atrapados.

Esta semana, enfrentamientos entre el Ejército colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en la ciudad de Toribío han dejado al menos 23 muertos, entre ellos un niño.

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La guerrilla atacó a Toribío el pasado 14 de abril, provocando la muerte de tres policías y un menor.

Dos días después el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, llegó a ese poblado y en un encendido discurso calificó a las FARC de cobardes.

Las palabras de Uribe irritaron a los comandantes guerrilleros, que en una reunión pública en el pueblo vecino de San Francisco aseguraron a los indígenas que la guerrilla no quiso bombardear la plaza cuando Uribe hablaba, solo para preservar la vida de los niños que asistían al acto.

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Mientras, miles de indígenas de la zona, casi todos agricultores, se han visto obligados a dejar sus casas y huir con sus familias en camiones atestados con colchones y algunos enseres como televisores, hacia refugios colectivos.

Ron Redmond, portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), alertó ayer sobre el peligro de que ciertos pueblos indígenas colombianos “desaparezcan” por el desplazamiento forzado y la violencia permanente.

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Asimismo, la Organización Indígena de Colombia (ONIC) hizo un llamado urgente “para que haya un cese al fuego y se permita la evacuación de los heridos”.

“La guerra avanza sobre tierras de paz. Tanques del Ejército y grupos de  guerrilleros siguen tomando posiciones en las montañas del norte del Cauca.  Unos y otros parecen ignorar que esta tierra está habitada y que miles de  personas se encuentran entre fuego cruzado”, subrayó la ONIC.

La situación más grave se presenta en la escuela de la aldea  Natalá, donde más de 300 personas están refugiadas “mientras la guerrilla ocupa la parte trasera de la institución y el Ejército toma posición de ataque con tanques”.

Ayer, los militares repelieron dos ataques de las FARC a Toribío y al poblado de Jamabaló, también indígena.

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Los rebeldes izquierdistas ampliaron la ofensiva que, desde hace más de una semana, mantiene a las tropas gubernamentales desplegadas por esta región montañosa del suroeste del país.

Policías, soldados y aviones artillados AC-47 repelieron el ataque, pero los nativos aseguran que en los últimos días han visto llegar una oleada de “miles” de guerrilleros.