Negociadores esperan decisión de nuevo régimen. No harán ofertas ni compromisos en lo que resta de la cita.

La incertidumbre y preocupación invadió ayer, al mediodía, la sala adjunta del hotel Sheraton de Lima, en donde el sector privado ecuatoriano esperaba los informes oficiales de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC) con los Estados Unidos.

Los parlantes de dos computadores portátiles con sistema de real-audio propagaban en la sala los noticiarios que se difundían en el Ecuador, mientras el sonido de llamadas celulares era incesante.

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Cristian Espinosa, jefe de la delegación oficial del Ecuador, y los principales negociadores se reunieron en una mesa –dentro de la sala– en instantes en que el Congreso canalizaba los votos para la destitución del coronel Lucio Gutiérrez. A las 13h00, la situación del país era comentada en los corredores del hotel Sheraton por los empresarios de Perú y Colombia.

La intranquilidad fue mayor tras conocerse la resolución legislativa que dejó cesante al mandatario. Espinosa accedió a emitir un pronunciamiento: “Esta es una negociación de Estado impulsada por un Gobierno de turno”, dijo mientras los empresarios conocían sobre la posesión de Alfredo Palacio, hasta ayer vicepresidente de la República.

A las 16h00, Espinosa anunció que el equipo esperará la postura que adopten las nuevas autoridades; mientras tanto, advirtió, los negociadores “no asumirán ningún compromiso, ni harán nuevas propuestas”.

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Conocida la caída de Gutiérrez, los delegados de los laboratorios farmacéuticos nacionales –que viajaron a Lima para atender la negociación– querían emitir un pronunciamiento sobre el rumbo que debe tomar el proceso; un funcionario del Ministerio de Comercio les solicitó “calma”.

Íñigo Salvador, experto en temas de propiedad intelectual, comentó que “caído Gutiérrez, el TLC también se cae, porque este acuerdo no es una política de Estado, es una decisión del Gobierno; las protestas en Quito eran también contra el TLC”.

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Diego Borja, representante de Expoflores, sostuvo que “la legitimidad de la negociación está cuestionada y debe parar hasta que se analice lo que se debe hacer”.

El vocero del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE), Roberto Aspiazu, trataba de mantener la calma entre los delegados del sector privado, aunque reconoció el efecto de la coyuntura política. “Siempre tratamos que la negociación se mantenga fuera de la política, pero las circunstancias –afirmó– hicieron pagar la factura al proceso”.

Aspiazu consideró que, debido al avance de las negociaciones, se “debe ratificar al equipo oficial”. Otros empresarios expresaron su apoyo a la continuidad de la negociación, de lo contrario “se echarían a perder diez meses”; para hoy está previsto el retorno a Quito de un grupo de delegados del sector privado.