El presidente de la República, coronel Lucio Gutiérrez, tildado como dictador por la oposición, anunció el miércoles que piensa seguir en su cargo, pese al recrudecimiento de las multitudinarias protestas que reclaman su renuncia y en cuyo marco hubo un muerto la noche del martes.
 
"Gutiérrez no presentará su renuncia debido a que no existen motivos para  hacerlo", anunció a primera hora del miércoles la Presidencia, mientras los  medios daban cuenta de deliberaciones entre militares para examinar la crisis que rodea al coronel que llegó al gobierno con el voto indígena.
 
"Las Fuerzas Armadas están férreamente unidas y respaldan al Presidente de la República (...) así como a la democracia y el orden institucional", dijo el comunicado oficial.
 
Sin embargo el alcalde de Quito, Paco Moncayo, dijo que "es un secreto a voces que hay una división en las Fuerzas Armadas". "Hay militares que están descontentos con el gobierno de Gutiérrez, quien debe renunciar para no ahondar la crisis", añadió.
 
Los indígenas y desposeídos, que abrieron a Gutiérrez el camino a la presidencia, hoy lo acusan de haber traicionado sus promesas, y protagonizan una ola de protestas callejeras en Quito y otras ciudades.
 
Unas 30.000 personas participaron durante la noche y la madrugada en las manifestaciones en calles quiteñas entonando consignas contra el Presidente, mientras el Palacio de Carondelet estaba acordonado por alambres de púas y vehículos militares.
 
Brigadas policiales antimotines se enfrentaron con manifestantes a los que intentaron dispersar con gases lacrimógenos. Un fotógrafo chileno, identificado como Julio Augusto García, murió de un paro cardíaco a causa de los gases,  informó la Cruz Roja.
 
Las refriegas dejaron también al menos 17 manifestantes con contusiones y  unos 80 afectados por los gases lacrimógenos, dijo el mismo organismo. La Policía señaló que 24 de sus hombres han sido heridos en las manifestaciones registradas en las últimas semanas.
 
Grupos políticos y empresariales exigen que Gutiérrez abandone el cargo y  lo acusan de "dictador" y de manejar a su antojo a la Corte Suprema de Justicia, que había entrado en funciones durante cuatro meses luego que una mayoría pro gobiernista la reintegrara el organismo judicial.
 
Entretanto en Brasilia, los cancilleres de la flamante Comunidad Sudamericana de Naciones (CSN), declararon el martes su "preocupación" por la crisis ecuatoriana y abogaron porque las partes dialoguen en busca de un acuerdo.