El mejor legado que le dejó su padre, el pintor Oswaldo Guayasamín –además de su amor por el arte–, son los recuerdos que archiva en su memoria.

El artista plástico Juan Cristóbal Guayasamín, de 59 años,  mantiene presente muchas experiencias que vivió con su progenitor.

La primera que aparece –y una de las mejores– es el mural que ambos, con otros pintores, hicieron en la Universidad Central, hace 45 años. “Era aún niño –rememora– pero así aprendí a trabajar. Recuerdo que armamos mosaicos de cristal de Venecia”.

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Cristóbal Guayasamín empezó así a involucrarse en el mundo del arte. En el mundo que su progenitor le dejó de herencia. En el mundo en que nació y que ahora es su vida.

Ambos –padre e hijo– hicieron más murales, como el del Congreso, Casa de la Cultura y los dos (murales) que pintaron en el aeropuerto Barajas de Madrid, España.

El artista plástico tiene su taller en la Capilla del Hombre. Ha pintado 150 cuadros, 30 de ellos expondrá desde mañana, a las 20h00, en la galería Todo Arte (Dátiles y Primera, ciudadela Urdesa) de Guayaquil.

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Su muestra se titula Armonía y danza. En sus cuadros, que empezó a pintar hace dos años,  se destaca  un punto muy importante –dice– y es la forma de expresar la danza. 

Guayasamín se remonta al pasado, a la época precolombina, para explicar su contenido.  Y se basa en la cultura indígena que danzaba para adorar al dios Sol. Desde esa época las etnias del continente indoamericano han manifestado en diferentes formas la danza.  El mensaje de sus obras –detalla– siempre ha sido de unidad, de color, de forma.

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Una de sus pinturas se titula Danza y rostro. Las caras que muestra este acrílico tienen un mensaje, una idea. Es el rostro de una dama –cuenta– que puede demostrar alegría. O también dolor. “El cuerpo interpreta la danza, pero el rostro también”.

El cantor, en cambio, es un tríptico, en el que se destacan un guitarrista, un violinista y un flautista. “Representan el mensaje de la música como fondo de la danza”.

El género abstracto forma parte de su exposición, pero con un solo cuadro titulado Abstracción, aunque sí se lo puede interpretar,  agrega. Hay algo de cubismo, de figurativo y, por supuesto, tiene unas pinceladas de danza.