¿Qué sucede si se acaba el amor? Muchas parejas temen afrontar el doloroso proceso de la separación. El divorcio aparece ligado a complejos efectos emocionales y múltiples trastornos. Sin embargo, existen maneras de estar bien.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) las tres situaciones más traumáticas que vive un individuo son la pérdida de los padres o los hijos, una separación y una mudanza.

El divorcio es una de las situaciones más complejas que deba sufrir una persona. Además de la pérdida del compañero, una separación implica también el abandono de todas las ilusiones, de los proyectos a futuro, del compromiso de una vida en común.

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Indudablemente, un divorcio es una situación sumamente difícil que conlleva sensaciones de dolor, tristeza, miedo y culpa. De todas maneras, los hombres y las mujeres se vinculan de manera diferente. Y como cada uno se ha estructurado en función de fantasías diferentes, es de esperar que tengan experiencias emocionales distintas al divorciarse.

Las mujeres suelen considerarse responsables del éxito o fracaso del matrimonio. Tienden a sentir la necesidad de hacer felices a todos los miembros de su familia y de protegerlos emocionalmente. Las consecuencias financieras del divorcio suelen afectar mucho más a las mujeres que a los hombres. Ellas suelen presentar como síntomas claros mucha culpa, ansiedad e incertidumbre.

En el caso de los hombres, los síntomas están más vinculados a la depresión. Si la pareja tiene hijos, son muchos los que manifiestan un gran temor respecto a la futura relación con los niños.

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Para los hombres, las metas laborales y familiares son independientes, paralelas y no antagónicas como lo son para las mujeres. Ellos, cuando se divorcian pierden a sus hijos, con quienes se produce una distancia afectiva si no son capaces de establecer relaciones estrechas. También sienten culpa por abandonarlos, y pueden llegar a manifestar cólera, indignación y hasta deseos de venganza. Los hombres suelen necesitar ayuda para reconocer y enfrentar la aflicción y el dolor de la pérdida del hogar y la dependencia emocional hacia la esposa. Pero todavía existen muchas trabas sociales en relación al dolor masculino.

Los trastornos que puedan sufrir las parejas que se divorcian están muy relacionados, también, con su propio contexto. Las consecuencias económicas del divorcio afectan mucho más a las mujeres.

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Hay grandes diferencias entre parejas con o sin hijos, parejas de buena o mala posición económica, y finalmente, parejas con una buena o mala relación con el resto del entorno familiar. También influye mucho el tiempo y la forma en que se haya realizado el proceso de divorcio. Las separaciones largas y conflictivas tienen como consecuencia que los efectos emocionales sean más profundos y traumáticos.

Respecto al proceso mismo de la separación, los especialistas aconsejan evitar las decisiones impulsivas, ya que suelen ser más dolorosas y de consecuencias más perjudiciales.

Es preferible tomarse el tiempo necesario y entablar un diálogo, y no caer en la agresión o en la distancia. Se recomienda también buscar asesoramiento o ayuda profesional, en especial si hay niños de por medio. Es preciso ser consciente de que habrá un período de duelo, una etapa de algunos meses de duración en donde la persona recién separada estará desganada y triste.

Se aconseja buscar el apoyo y la contención de la familia y los amigos cercanos, y recuperar los hobbies y los hábitos que la persona tenía cuando estaba sola. Hay quienes también consideran que es muy positivo entablar una buena relación con la ex pareja.

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Posiblemente sea complicado al comienzo, porque parte de la elaboración del duelo implica también desechar la fantasía de que la separación es sólo una fase y que la pareja puede volver a consolidarse. Sin embargo, una vez pasado el primer período, muchos especialistas hacen hincapié en la importancia de mantener un vínculo con el ex cónyuge, ya que puede suavizar la sensación de pérdida irreparable.

Finalmente es preciso considerar que un divorcio implica, indefectiblemente, una cuota de tristeza y de dificultad.

Pero tanto hombres como mujeres se recomponen luego de un período de duelo, y vuelven a apostar a la vida en pareja.