Con un matiz de orgullo en la voz y guiñando el ojo a los fiscales, un extremista de derecha se declaró ayer culpable del atentado con bomba en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.

Eric Rudolph, de 38 años de edad, presunto adepto de una religión que afirma la supremacía de la raza blanca, confesó sus crímenes compareciendo  ante tribunales de Birmingham  (Alabama) y Atlanta (Georgia).