La conservación y la clasificación de los virus vivos, prácticas muy protegidas, son útiles para comprender,  analizar, comparar y controlar a estos agentes infecciosos si reaparecen y para afinar los exámenes de diagnóstico, explicó Sylvie van der Werf,  experta en gripe del Instituto Pasteur de París.
Del virus de la gripe de 1914-1918 (H1N1), que causó  millones de muertos, no hay agentes conservados pero los expertos han  reconstruido su secuencia genética que les permite  estudiar las características que le hacen tan peligroso.

Después de este virus de principios del siglo surgió el de 1957 (H2N2),  responsable de la segunda pandemia de gripe del siglo XX, de la cepa asiática, que dejó entre uno a cuatro millones de muertos.